sábado, 21 de noviembre de 2009

ASESINOS EN SERIE

Historia de Jesse Pomeroy




Ilustración de Jesse Pomeroy cuando adolescente
Uno de los primeros casos conocidos acerca de niños asesinos es el del norteamericano Jesse Harding Pomeroy, nacido el 29 de Noviembre de 1859 en el pueblo de Charleston, Massachusetts. Fue el segundo hijo de Thomas y Ruthann Pomeroy, personas que vivían en la medianía económica de ese entonces. Se dice que el padre de familia era un sujeto abusivo y alcohólico, no muy diferente de la gran mayoría de hombres de su condición. Por cualquier motivo que lo enfureciera, llevaba a sus hijos a una cabaña donde los desnudaba y aporreaba hasta aplacarse. De estas palizas Jesse no asimiló la idea de la buena conducta, sino una forma pervertida del placer y la diversión.

De acuerdo a los relatos de la época la apariencia de Pomeroy inspiraba miedo. El mismo estaba conciente de que era un sujeto diferente. Su cuerpo era muy grande para su edad, así como su cabeza, orejas y rasgos faciales poco favorecedores. Su ojo derecho carecía de iris y pupila, confiriéndole un aspecto aterrador. Según que ni su propio padre podía mirarlo sin experimentar un escalofrío.

Como siempre ocurre, en consecuencia o a causa de ser diferente, Pomeroy era un sujeto retraído y solitario. Nadie lo recordaba sonriendo pero si por sus extraños ataques nerviosos que de vez en cuando lo atacaban. Por lo tanto durante su tierna niñez seguramente fue pasto de los niños abusadores de su cuadra.

En casa de la familia Pomeroy no podía haber mascotas. De forma inopinada, aparecían muertos. Una vez, los canarios de la señora Pomeroy aparecieron con las cabezas arrancadas y después de que descubriera a Jesse torturando al gato de los vecinos, se decidió que no entraban más animales al domicilio. Esta conducta violenta contra los animales forma parte de la clásica triada fatídica observada en la mayoría de los asesinos seriales del mundo. Los animales constituyen la experimentación del sadismo y la violencia que en un futuro el psicópata ha de aplicar a sus semejantes.

En una suerte de lenta pero trágica evolución, Pomeroy decidió descargar sus locuras contra nuevas presas, eligiéndolas de acuerdo a su edad, niños más pequeños que el. El primero fue el niño William Paine que fue hallado un día de diciembre de 1871 por dos hombres que caminaban por una calle solitaria. Habían escuchado un lloro quedo y apagado y al acercarse a una pequeña cabaña pudieron escucharlo con mayor claridad y al entrar quedaron sorprendidos al ver al pequeño niño de 4 años colgar de las manos, que estaban atadas con una cuerda suspendida del techo del lugar. Apenas conciente lloraba Paine, cubierta su espalda de laceraciones y fuertes moretones. No pudo denunciar a su atacante.


Ruthann Pomeroy, madre del sádico bribón
El siguiente fue Tracy Hayden de 7 años quien en Febrero de 1872 fue engañado por Pomeroy para llevarlo a un lugar apartado con la promesa de ir a ver a los soldados. Una vez apartados de cualquier distracción, procedió a amarrarlo y a torturarlo con la misma furia que había aplicado al pequeño Paine. Del ataque Hayden resultó con los ojos morados, los dientes frontales tirados, la nariz rota y el torso cubierto de heridas y verdugones. Tras este episodio la policía solo pudo enterarse que el atacante era un muchachito de cabello castaño, escasa información como para que las autoridades pudieran hacer algo al respecto.

Luego a mediados de Abril de 1872 Pomeroy prometió llevar al circo al jovencito de 8 años Robert Maier y después de caminar hasta sus apartados dominios lo sometió como acostumbraba con sus víctimas. Lo desnudó casi por completo y mientras lo golpeaba con una vara lo obligaba a maldecir. Maier reportó que mientras Pomeroy lo vapuleaba se masturbaba disfrutando el sufrimiento que le provocaba. Al terminar lo soltó y le juró que lo mataría si lo delataba con alguien. Después huyó del lugar. La policía comenzó a actuar interrogando numerosos adolescentes de cabello castaño. Los medios comenzaron a mostrarse nerviosos y los padres advertían fervientemente a sus hijos no juntarse ni hablar con extraños en la calle. Por alguna razón la descripción del sádico bribón derivó en la de un adolescente de barba y pelirrojo. Mientras tanto el lampiño y castaño Jesse Pomeroy escapaba con comodidad de la búsqueda policial.

El siguiente golpe, a mediados de Julio, fue contra un niño desconocido de 7 años a quien le fue propinado el mismo tratamiento que a los demás, es decir una feroz paliza hasta que Pomeroy alcanzo el orgasmo. Esta vez la policía ofreció una recompensa de $500 dólares a quien ayudara en la captura del "sádico bribón" como era llamado el adolescente que atormentaba los niños de Boston.

Poco tiempo después Ruth Pomeroy decidió que su familia se mudara al sur de Boston. Se especula que la señora sospechaba acerca de la posible responsabilidad de su hijo en los recientes ataques a infantes. Aunque es posible que se hayan movido por cualquier motivo. Sin embargo cuando los ataques también se escenificaron de Chelsea a su nuevo rumbo seguramente algo debió haber pensado, pero no se sabe realmente. La madre de Jesse siempre permaneció fiel a su hijo, y negaría las imputaciones formuladas contra su hijo.

George Pratt andaba en las calles cuando fue abordado por Pomeroy y con al promesa de recompensarlo con un dinero por traer un mandado lo condujo a un lugar solitario donde comenzó su inhumano ataque. Después de atarlo y desnudarlo lo aporreó sin misericordia con un cinturón. Esta vez elevó el nivel de sus atrocidades, mordiéndole un cachete y arañándolo profundamente en la piel. Varias veces le enterró una larga aguja en diversas partes del cuerpo. Intentó inclusive clavársela en un ojo, pero Pratt logró enconcharse antes que Pomeroy lograra su objetivo. Por fortuna, el sádico bribón había saciado su sed de violencia y huyó del lugar no sin antes morderle un glúteo al desafortunado niño. Una vez visto el caso por las autoridades concluyeron que no podía ser obra más que de un sujeto demente, entonces temieron lo peor, que continuara la racha de ataques.

El siguiente desventurado fue el niño de 6 años Harry Austin con quien Pomeroy evidenció que su depravación aumentaba en espiral, aparte de la usual paliza, esta vez empleó su navaja de bolsillo para apuñalar en brazos y hombros a su víctima. Se disponía a rebanarle el pene cuando fue interrumpido ante la cercanía de unas personas. Pocos días después atacó al niño Joseph Kennedy a quien a la vez que aporreaba lo obligaba a recitar oraciones religiosas plagadas de obscenidades. A Kennedy le provocó una fuerte cortada en la cara con su cuchillo y luego lo llevó a la orilla del mar para echarle agua salada en las heridas. El chiquillo de 5 años Robert Gould fue el siguiente en caer engañado por Pomeroy quien le había prometido llevarlo a ver soldados, para luego someterlo cerca de una estación de trenes. Cuando amenazaba al chico con la punta de su navaja en el cuello, Pomeroy se dio cuenta que era observado por unos ferrocarrileros y tuvo que huir. Para fortuna de la policía Gould aportó pistas más concretas, como que su atacante era un joven adolescente de cabellos castaños y un ojo totalmente blanco.

A fines de 1872 la policía efectuaba visitas a las escuelas del sistema público de Boston con la esperanza de encontrar al sádico bribón a quien creían, pronto se convertiría en un temible homicida. Un día de Septiembre visitaron la escuela de Pomeroy, pero el joven Kennedy no podía identificar entre los alumnos a su atacante. Ese mismo día que la policía había visitado su salón, Pomeroy al regresar a su casa, decidió darse una vuelta por la estación policial y al pasar tan cerca, fue súbitamente identificado por Kennedy quien continuaba con sus declaraciones. No esta muy claro el porque de esta conducta pero es muy posible que Pomeroy haya estado involucrado en una suerte de juego del gato y el ratón con la policía. Eso ha ocurrido muchas veces con psicópatas de ese estilo. Cuando Pomeroy pasaba, Kennedy lo alcanzó a ver en la estación y logró hacer que la policía persiguiera al sádico bribón que inmediatamente fue puesto bajo arresto. A pesar del intenso y severo interrogatorio, Pomeroy se mantuvo tranquilo clamando su inocencia en todo momento. Lo despertaron a media noche en la celda donde había sido confinado y con la amenaza de ser encarcelado por 100 años, finalmente Jesse Pomeroy se dio por vencido. Al día siguiente fue llevado para que todas sus víctimas lo identificaran lo cual parece ser ocurrió sin mayor problema. Entonces lo que faltaba era que un magistrado le dictara sentencia. Como se esperaba, su madre testificó a favor de Pomeroy, porque no podía ser de otro modo. Cuando le preguntaron por qué lo había hecho, solo atino a decir "no pude evitarlo..." a la vez que agachaba su cabeza en señal de vergüenza. La sentencia fue el ingreso a un reformatorio juvenil hasta que cumpliera 18 años, es decir la mayoría de edad. Madre e hijo psicópata abandonaron en lágrimas la corte según las crónicas de la época.

El reformatorio juvenil Westborough se convirtió en el siguiente hogar de Jesse Pomeroy. Aquel lugar albergaba a jóvenes infractores y a muchachos malcriados o difíciles de tratar a quienes sus padres enviaban ahí para quitarse un gran peso de encima. Instituciones de este tipo difícilmente reformaban a alguien en esa época. Simplemente el hecho de encerrar bribones peligrosos provocaba en ellos la aparición de una mentalidad salvaje y oportunista en que los más fuertes sometían al resto. En un lugar así podría florecer un chico listo y sádico como Pomeroy quien desde un principio entendió que si deseaba salir antes de cumplir los 18 años debía demostrar una conducta intachable. Según se cuenta, vivió la mayor parte del tiempo en soledad pues los chicos mayores lo molestaban y los menores le sacaban la vuelta, conscientes del porque estaba ahí recluido. La dura rutina de Westborough consistía en trabajos forzados y clases obligatorias diarias. Como un interno modelo Pomeroy evadió eficientemente los castigos y las reprimendas, pero siempre estaba al tanto de todo detalle e incidentes cuando alguien era castigado. Tras quince meses de encierro el comité de libertad condicional aprobó su salida. Mientras Jesse purgaba condena, su madre hacía campaña por la liberación y exoneración de su hijo enviando cartas a las autoridades y a quien estuviera dispuesto a escuchar su punto de vista, sin embargo fue la buena conducta de Pomeroy que movió a los magistrados juveniles a liberarlo.

Los Pomeroy prometieron esmerarse en la vigilancia de su hijo a quien habían dejado vagar más de la cuenta. La señora tenía una tienda de ropa y su hijo mayor un puesto de periódico, negocios en los cuales emplearían al joven Jesse para que no perdiera el tiempo. A pesar de los horribles crímenes de que se había acusado a Pomeroy, la policía consideraba que no se debía ser muy duro y por mucho tiempo contra el chico y que se le debía dar una oportunidad de redimirse asimismo. A ninguna autoridad se le ocurrió informar a nadie en la comunidad donde vivía Pomeroy, que éste había sido liberado. La gente vivía bajo la creencia de que el sádico bribón del ojo blanco estaría bien guardado por varios años.

No pasaron ni los dos meses en libertad cuando Pomeroy atacó cuando la oportunidad se presento a la puerta de la tienda de su mama. El 18 de Marzo de 1874 muy temprano Jesse efectuaba la limpieza y platicaba con un empleado de apellido Kohr, de la misma edad que Pomeroy cuando llegó la niña Katie Curran a preguntar por un cuaderno de notas. La chica explicó que tenía un nuevo profesor y deseaba un cuaderno nuevo. Para su desgracia la primera tienda que había visitado no tenía ya la mercancía solicitada. Inmediatamente Pomeroy urdió una treta para tener a la jovencita. Dijo que quedaba un cuaderno pero manchado de tinta y que había que buscarlo dentro de la tienda, entonces mandó al ayudante Kohr con el carnicero a conseguir comida para las mascotas dejando libre el camino para sus obscuros deseos. La inocente chica siguió a Pomeroy a unas escaleras que daban a un especie de sótano en el edificio, confiada en la explicación de que abajo también tenían una tienda. Solo al final pudo darse cuenta que había sido engañada, pero era demasiado tarde. Fue sometida velozmente por Pomeroy quien con su navaja de bolsillo la degolló brutalmente. Cuando el cuerpo fue descubierto su avanzado estado de descomposición hizo muy difícil conocer el grado de daños que había recibido. Después de asesinar a la pequeña Katie, Pomeroy se lavó la sangre y regresó al puesto a seguir trabajando como si nada hubiera ocurrido. El cadáver permaneció donde lo había dejado sin que nadie notara nada extraño hasta que la policía fue a rescatarlo.

La madre de Curran comenzó a buscarla a la hora de que la niña había salido de su casa. Su búsqueda resultó infructuosa y con escasa cooperación de la policía quienes en todo momento evitaron incriminar a Jesse Pomeroy en la desaparición de Katie, a pesar de la declaración del ayudante Kohr y del turbio pasado reciente del sádico bribón. Luego apareció un testigo que aseguró haber visto como Katie Curran había sido introducida a un vagón de tren, entonces la policía determinó que se trataba de un secuestro y el caso quedó congelado.

La sed de sangre de Pomeroy estaba lejos de terminarse tras el crimen contra Katie Curran, poco después seguía en lo mismo, en busca de algún ingenuo chico a quien engañar con la promesa de dinero, dulces o lo que fuera para llevarlo a un sitio apartado donde asaltarlo. Y tal iba a ser el destino del chico Harry Field a quien le prometió unos centavos por llevarlo a una calle que dijo no saber como llegar a ella. Una vez que dieron con el lugar, Pomeroy se tornó violento y amenazó al chico con matarlo si gritaba. Para la enorme fortuna de Harry ocurrió que cuando iban por la calle, un rapazuelo vecino de Pomeroy apareció en el camino y comenzaron a gritarse de un lado de la calle a otro, ese momento fue aprovechado por Harry para huir corriendo y no paró hasta llegar a su casa.

Trágicamente el siguiente niño en caer en las garras de Pomeroy no tuvo la misma buena suerte que Harry Field. El niño Horace Millen se encontró con el sádico bribón en la calle y fácilmente cayó envuelto en las tretas que siempre aplicaba para llevar lejos a sus víctimas. Antes de eso, entraron a una pastelería por un bocadito que felizmente iban comiendo ambos durante el camino a las partes pantanosas y solitarias del sur de Boston. Esta vez numerosos testigos vieron a la inusual pareja de "hermanos" caminar por las calles y fuera de la ciudad. Una señora testificó acerca de lo extraño que lucía el chico mayor, quien irradiaba una rara felicidad y excitación mientras caminaba de la mano del niño pequeño quien a su vez provocó extrañeza por sus buenas ropas que portaba.

De acuerdo a Pomeroy, cuando llevaba a Millen de la mano hacia un lugar apartado casi no podía controlar sus impulsos y supo desde el primer momento que quería asesinar al niño de 4 años. Esta vez quería estar seguro que nadie lo interrumpiera y por eso caminaron largo rato hasta llegar a un paraje arenoso donde se sentaron a descansar. Horace Millen aún no se daba cuenta que la promesa de ir a ver un barco de vapor no era mas que una excusa del sádico bribón para asesinarlo. Con su cuchillo de bolsillo Pomeroy descargó un furioso ataque a la garganta del inocente chico, a pesar del sangriento ataque, Millen no había muerto y peleaba por su vida. De acuerdo al reporte del forense había numerosas heridas de las llamadas defensivas en brazos y manos. Pero un niño de 4 años gravemente herido no era remotamente rival de un joven psicópata. Se contaron hasta 18 heridas en el tórax y lo más impactante fue ver como las uñas de las manos estaban firmemente incrustadas en las palmas como evidencia de la agonía y atroz muerte experimentada por el niño Horace Millen. Cuando su cadáver fue lavado apareció su ojo apuñalado también, así como heridas profundas en el escroto lo cual indicaba el intento de castrar al niño.

Unos niños que jugaban en la playa descubrieron el cuerpo e inmediatamente avisaron a unos señores que cazaban patos en las cercanías. Para ese entonces la familia de Horace ya lo buscaba por todos lados y el padre de familia ya había reportado la desaparición a la policía. Para la noche a las 9, la familia era informada de la muerte de su hijo. Inmediatamente vino a la mente de las autoridades el sospechoso número uno, aquel chico despiadado que gustaba de torturar niños pero no podía ser posible que fuera el, dado que purgaba condena en un reformatorio juvenil. Tardo poco en que se confirmara la aterradora realidad, aquel sádico bribón había sido puesto en libertad condicional no hacía mucho tiempo. Se despachó una patrulla a su casa y a pesar de las airadas protestas de Ruthann Pomeroy el chico fue conducido a la policía.


El vejete Jesse Pomeroy
Mostrando la mayor de las tranquilidades, Pomeroy resistió el primer interrogatorio negando conocer acerca del crimen que se le imputaba. Sin embargo no pudo ofrecer una buena coartada, pues no tenía una explicación convincente sobre su paradero desde las 11 de la mañana hasta las 3 de la tarde. Luego con su habitual frialdad fue dejado durmiendo en la celda de la comisaría. Mientras tanto los oficiales tomaron su calzado que tenía adheridos pastos del pantano y lodillo. Con los zapatos de Horace Millen y los de Pomeroy reconstruyeron los pasos de los chicos que los ubicaban a ambos en la escena del crimen. Mediante yeso compararon las huellas más grandes coincidiendo a la perfección con las suelas del sádico bribón. Aquel procedimiento era normalmente aceptado en los procesos judiciales de la época. Temprano al día siguiente despertaron a Jesse y lo confrontaron con el hecho de que ahora lo podían ubicar sin lugar a dudas en la escena del crimen y le sugirieron ir a ver el cuerpo de Millen a la morgue. Obviamente el chico se negó rotundamente diciendo que él nada tenía que ver con el asunto. Sin embargo una vez puesto de frente al mutilado cadáver Pomeroy no pudo resistir la presión y terminó por admitir su culpa. Entre sozollos admitió "Lo siento, yo lo hice... por favor no le digan a mi mama!..." Los detectives le preguntaron si sabía que iba a ocurrirle a continuación a lo que respondió que no sabía pero que por favor lo pusieran en lugar donde no pudiera hacerle daño a nadie. La acusación y la convicción del crimen ocurrieron de manera expedita. Sin mayores trámites tanto la policía como los medios habían encontrado al culpable a quienes no bajaban de ser un monstruo de la sociedad y es que visto en retrospectiva, en realidad lo era. El comité de libertad condicional juvenil fue severamente cuestionado por haber liberado al sádico bribón.

Tras la detención de Pomeroy y la consecuente lapidación pública de su familia, la señora Ruthann vio caer al suelo su tienda de ropa y sin embargo insistía en la inocencia de su joven hijo. Ya nadie se acercaba a su comercio a no ser para ver donde trabajaba el sádico bribón. Mientras ella caía en desgracia económica sus rivales de enfrente ampliaban sus negocios de modo que le ofrecieron comprar sus locales. Cuando los trabajadores fueron a hacer las remodelaciones y adecuaciones encontraron en el sótano el cadáver putrefacto de Katie Curran. No hubo una sola duda acerca de la culpabilidad de Pomeroy en la muerte de la chiquilla. Pero si resultó entretenido saber si la familia estaba enterada al respecto. Cuando le informaron a Jesse sobre el nuevo muertito que le cargarían encima negó toda relación con el suceso, pero confrontado con el hecho de que su madre y hermano serían cargados con el crimen terminó por doblarse y confesar. Paso a paso el sádico bribón recordó los acontecimientos de esa mañana cuando la niña Curran fue a comprar una libreta de apuntes a su tienda y de como la había conducido abajo para poderla asesinar. No sabía porque lo había hecho, solo quería observar su reacción. La pena impuesta a los asesinos de este tipo en el estado de Massachusetts era la horca.


En 1917 ahora con la población general de la prisión
La defensa de Pomeroy se concentró en el crucial debate acerca de la locura de su cliente o que simplemente estuviera mentalmente enfermo. Pero quedó definitivamente establecido que su defendido conocía y admitía que sus actos estaban mal, por lo que la batalla legal fue perdida sin remedio. Jesse Pomeroy fue sentenciado a la horca, sin embargo no hubo gobernador alguno que se atreviera a firmar la sentencia. Ya fuera por convicción personal o por cálculo político en tiempos electorales la decisión respecto al sádico bribón tomó mucho tiempo y continuos aplazamientos. Y es que era muy difícil para la autoridad ejecutar a un chico de 14 años ¡Jamás había ocurrido la necesidad de ejecutar a un hombre tan joven en la historia penal de la nación! Todos se iban pasando la papa caliente de mano en mano. Finalmente el gobernador Alexander Rice tomó una decisión, tras escuchar el veredicto de un panel de asesores quienes recomendaban la ejecución como solución final a este molesto asunto público. Rice entonces aceptó que el castigo debía ser ejemplar pero no la pena capital y sin publicitar su decisión, impuso la cadena perpetua para Pomeroy, no solo eso, esta debía ser cumplida en solitario. Era algo así como enterrar vivo al sádico bribón.


Jesse Pomeroy en 1929 trasladado al hospicio donde terminaría sus días
Durante su encarcelamiento la única persona en visitar a Jesse Pomeroy fue su madre mes tras mes, hasta que ella murió y nadie más fue a visitarlo de nuevo. Comía solo y se ejercitaba en un patio sin que lo acompañara nadie. Le era permitido bañarse unas cuantas veces y le era abastecida su celda con abundante material de lectura. Pronto su mundo fue un cuarto de acero y concreto condición en el cual permaneció por 40 años. Durante este tiempo estudio varias lenguas pero jamás tuvo la oportunidad de practicar ninguna realmente. Mucho tiempo trató de planear un escape. Inclusive escarbó la pared hasta llegar a la tubería del gas tratando de volar la puerta de su celda. Hay quienes aseguran que no trataba de huir, sino de terminar con su propia vida. En 1917 su castigo fue disminuido y se le permitió integrarse a la población general de la prisión. A veces resurgía su nombre en periódicos y de vez en cuando algún reportero preguntaba sobre su actual condición. Cuando fue puesto con los demás disfrutaba como nadie saberse aún celebre por las atrocidades cometidas hacía cuatro décadas. Pero luego pasó el tiempo y los nuevos internos nada sabían acerca del viejo Pomeroy. En 1929 fue removido de Charlestown para llevarlo a un hospicio de la policía donde pasó los dos últimos años de su vida plagado de enfermedades y en franca agonía. Su deseo final fue ser cremado y que sus cenizas fueran esparcidas a los cuatro vientos. Jamás mostró remordimiento alguno por sus víctimas.

Andrei Romanovich Chikatilo, el destripador de Rostov

Historia de Andrei Chikatilo


"Soy un error de la naturaleza, una bestia salvaje..."
Andrei Chikatilo

Andrei Romanovich Chikatilo nació el 16 de Octubre de 1936 en Yablochnoye, un pueblo de Ucrania en la entonces Unión Soviética. La niñez de Chikatilo fue muy difícil dado que su padre había caído prisionero de guerra durante la Segunda Guerra Mundial y su madre se había encargado ella sola de sacar adelante lo que quedaba de la familia, consistente en el y una hermana 7 años menor. En su infancia le tocó ver muy de cerca las escenas de la guerra, los resultados de constantes bombardeos alemanes dejaban una estela de heridos y cadáveres regados en algunas calles. Esos cuerpos asustaban al joven Chikatilo pero a la vez le provocaban sobresalto y curiosidad.



Andrei Chikatilo fotografiado de joven
No esta confirmada la real existencia de un hermano mayor de Andrei Chikatilo sin embargo, de chico y para controlarlo la mama le recordaba constantemente la historia de su hermano quien había muerto en la hambruna y unos vecinos se lo habían comido. Debido al proyecto Estalinista de colectivizar la actividad agrícola, mucha gente había sido trasladada y los efectos de mediano plazo fueron la quiebra de pueblos enteros y la hambruna. A pesar de que era probable que la gente mas desesperada cometiera actos de canibalismo, no se puede confirmar si tal suerte le tocó al hermano de Chikatilo, pero de que era una buena historia de terror, si que lo era. El chiquillo lo pensaba dos veces antes de abandonar el patio de la casa donde vivían. También se sabe que en su infancia Chikatilo orinaba la cama durante las noches, por lo cual era duramente reprimido y humillado por su madre.

Una vez en custodia policial, Chikatilo declaró que de niño tenía una fantasía recurrente que consistía en llevar el a soldados alemanes al bosque para ejecutarlos. Esa era una fantasía común de la niñez rusa durante la guerra. Pero la niñez de Chikatilo fue como con muchos otros asesinos seriales, de soledad y aislamiento. Los demás niños se burlaban de su extraña forma de ser así que desde niño comenzó a albergar fantasías de violencia y tortura contra sus semejantes. Su primera experiencia de tipo sexual fue entre los 10 y 15 años cuando un día se abalanzó contra una amiga de su hermana, ante el forcejeo de la muchacha para librarse de su abrazo, Chikatilo eyaculó. Esa asociación entre un acto de violencia y la eyaculación quedó fijamente plasmada en su mente para siempre.



Foto ya clásica del maniático Chikatilo sonriendo durante su juicio
Posteriormente es enroló en la armada para cumplir el servicio militar y de regreso quiso llevar una vida como la de cualquier otro. Se consiguió una novia, pero llegado el momento no pudo efectuar el coito y la muchacha se burló de él e incluso tuvo la ocurrencia de platicar el chisme por todos lados. Aquello era para arruinar la vida de cualquiera. Chikatilo fantaseaba encontrarse a solas con la susodicha y hacerla pedazos en castigo por esparcir la información acerca de su impotencia. Nunca pudo conseguir una erección, lo cual debió ser extremadamente frustrante. A pesar de ello y gracias a los arreglos de su hermana, se casó en 1963 y tuvo una hija y un hijo. Tras eyacular introdujo a mano el semen en la vagina de su mujer. Ni falta hace imaginar que aquel matrimonio era de lo más desabrido de esta vida, con una mujer muy al estilo de su madre, Chikatilo no hacía otra cosa que reforzar su apartado y enfermo mundo interior poblado de enojo y violencia que aumentaba conforme transcurría el tiempo.

En 1971 Chikatilo obtiene un grado en literatura en un curso por correspondencia pues cuando intentó entrar a la universidad fue rechazado.

Completamente opuesto a su mundo interior, por fuera Chikatilo era un hombre de apacible y tímida apariencia. En su empleo como maestro de escuela elemental, jamás podía hacer valer por completo su autoridad con los educandos. Ahí nació y cultivó su atracción por las mujeres jovencitas. Ante los reportes de acoso las autoridades de la escuela hacían caso omiso. Cualquier explicación o pretexto aplacaba los ánimos de los involucrados. Nadie tuvo la precaución de ponerle un alto al pervertido Chikatilo que muy pronto escalaría un nivel más de violencia hasta llegar al asesinato.


Yelena Zakotnova primera víctima conocida

En 1978, como parte de su trabajo a Chikatilo lo envían a dar clases a un lugar llamado Shakhty. Mientras el resto de su familia se muda, le queda mucho tiempo libre, mismo que dedica a ver pasar a los jóvenes escolares por la calle. Entonces comienza a fantasear con ellos, que los tiene con el y desnudos. Consigue un cuarto en una calle oscura y apartada a donde lleva a la niña de 9 años Yelena Zakotnova. Incapaz de penetrarla utiliza su cuchillo como sustituto en el acto sexual. Chikatilo tenía la idea de que en los ojos de la víctima quedaba impresa la imagen de su asesino, por lo que a Yelena le tapó los ojos cuando la atacó a puñaladas y la estranguló. Después de su banquete de violencia sexual, se deshizo del cuerpo en un río cercano. En este caso hubo quienes lo señalaron como sospechoso. Testigos dijeron haberlo visto con la niña y a pesar de que en las puertas de la cabaña se hallaron ligeras huellas de sangre, un sujeto de nombre Alexsandr Kravchenko fue declarado culpable. Por un pelo se salvó Andrei Chikatilo de ser arrestado. Pero el asunto probó ser muy delicado, puesto que años después de ser ejecutado aquel hombre fue oficialmente perdonado por la muerte de Zakotnova. Antes de la detención del destripador de Rostov, muchos inocentes cayeron en manos de la ineficiente policía rusa que con métodos y torturas de la edad de piedra le sacaba confesiones a quien fuera.


Aspecto exterior del cuartucho donde Chikatilo cometió su primer crimen

La docencia infantil no fue el único empleo de Andrei Chikatilo, frecuentemente cambiada de empleo. Hasta en la planificada sociedad comunista de aquellos días en la Unión Soviética, había cabida para sujetos como el asesino de esta historia que replicando el mismo patrón visto en criminales occidentales, nunca se estacionaba en un buen empleo de una vez por todas, sino que iba errante de un lado a otro, generalmente con un desempeño mediocre que lo obligaba a buscar nuevo empleo muy pronto. Aunque también tomaba empleos a modo para poder llevar a cabo sus fantasías, aprovechando las circunstancias lo mejor que se pudiera. Estas se daban a pedir de boca. El medio de transporte más efectivo era el tren y en las estaciones y luego en los autobuses Chikatilo encontraba numerosas oportunidades de conocer víctimas.

A Chikatilo le enfurecía observar a los vagabundos de las estaciones de tren que se dirigían a los bosquecillos cercanos a tener relaciones sexuales entre ellos. Encuentros que el no podía efectuar. Así planeó aprovechar la situación y en 1981 se fue al campo con una joven vagabunda que le pedía dinero. Cuando la atacó y observó la sangre manar de las heridas de navaja, eyaculó involuntariamente. Desde ese momento quedó claro que para alcanzar satisfacción sexual debía emplear el máximo salvajismo contra sus infortunadas víctimas. En esa ocasión removió los órganos sexuales de la chica y tras mordisquearlos, los tiró en el camino. Otras veces removía el útero y ahí depositaba semen. Se especula que tal vez pudo comerse ciertos órganos aunque Chikatilo negó enfáticamente tal cosa.

No solo niñas y jovencitas corrían peligro, también a los niños varones les tocaba su parte de sufrir la furia asesina de Andrei Chikatilo. Con ellos fantaseaba ser una suerte de héroe que los capturaba para torturarlos. Según sus palabras, ellos sangraban igual de fácil que las mujeres. ¿Por qué les cortaba los genitales? Contestó que tal vez era una forma de manifestar su venganza contra la vida que le había tocado vivir. Era frecuente que masticara los testículos removidos a los desafortunados chicos que caían en sus manos. Básicamente buscaba la satisfacción de ver la sangre, el llanto y la agonía de las víctimas. Poder probar la sangre, mordisquear o tragar pezones y demás le daban relajación y la sensación de poseer y ejercer un "poder animal..."



Escalofriante imágen de la cabeza momificada de una de las víctimas de Chikatilo

El modus operandi era muy simple. En las estaciones de trenes y en los autobuses abordaba a los prospectos. Mediante alguna artimaña se internaba con ellos en parajes solitarios, inclusive cerca de donde había gente. A las chicas vagabundas y/o prostitutas era más fácil conducirlas con la promesa de pagarles por el servicio. En algunos casos estudiaba a la "presa" durante días aprendiendo sus movimientos y sus horarios hasta que lograba por "casualidad" cruzárseles en el camino y procedía al ataque. Otras mas, era obra del azar, y ejecutaba el típico golpe de oportunidad sin desaprovechar ni una ocasión. Aprendió también la mejor técnica para noquear a las víctimas y evitar las salpicaduras de sangre. Cuando trabajó de carpintero no tuvo problemas para regresar a casa con golpes o pequeñas heridas, pretextando que habían sido accidentes del trabajo.



El profesor Andrei Chikatilo

En 1981 Chikatilo perdió su trabajo como profesor de escuela y se empleó en una firma local. El trabajo le requería viajar con mucha frecuencia. Pero no volvió a matar hasta 1982, año en que añadió a su cuenta 7 crímenes. En 1983 de Junio a Septiembre terminó con la vida de 4 mujeres entre niñas y mayorcitas, siendo estas últimas vagabundas y prostitutas con las que intentó tener relaciones, pero ante su impotencia y alimentada su furia con las burlas de las víctimas entraba en trance asesino apuñalándolas numerosas veces. Cuando los restos eran hallados los huesos mostraban tantas laceraciones en costillas, pelvis y hasta en las cuencas de los ojos que la contabilidad podía subir a los 40 o mas navajazos. Los oficiales rusos no estaban acostumbrados a observar tanta saña en un crimen. Se referían al sospechoso como una bestia salvaje, como si fuera un monstruo sediento de sangre.


Cuerpo salvajemente apuñalado yace en un bosque

En esa época en que el estado controlaba los medios de producción y los de comunicación, los reportes acerca de violaciones a menores de edad o asesinatos en serie eran temas prohibidos. Se consideraba que tales muestras de descomposición social existían únicamente en los países capitalistas de occidente. Los reportes de estos acontecimientos eran de conocimiento exclusivo de altos oficiales del partido y la burocracia soviética. Informar al público de la serie de crímenes que se experimentaban hubiera constituido una propaganda muy negativa contra el régimen social bajo el que se regían las repúblicas socialistas. Pero no hacerlo resultó contraproducente. Pocos padres pudieron advertir a sus hijos e hijas del gran peligro que acechaba en los caminos. Nadie fue advertido para cuidarse de los extraños. Es mas, nunca fue debidamente difundida la descripción del sospechoso en los periódicos. Si ocurrieron filtraciones a la prensa, pero a falta de una postura oficial del gobierno, todo quedo en rumores inclusive fantasiosos, como la existencia de un hombre lobo o la pretensión de una invasión por parte de occidente, que a modo de avanzada asesinaba niños, etc.

Cuando la cuenta de cuerpos hallados llegó a seis, la policía de Moscú decidió tomar cartas en el asunto y envió al mayor Mikhail Fetisov para encargarse de capturar al asesino. Este ordenó al especialista forense Victor Burakov que comenzara la investigación en los alrededores de Shackty. Lo primero fue investigar a los enfermos mentales y pedófilos conocidos. Pero como habíamos comentado párrafos atrás, todos ellos a pesar de ser inocentes de tales crímenes, por causa de los fuertes interrogatorios terminaban declarándose culpables. Una vez tenidos en custodia y ante la aparición de nuevos cuerpos o pistas, quedaban en libertad. Pero no faltó el pobre que ante la presión, prefirió suicidarse en su celda. Luego de que el número de niños varones asesinados comenzó a crecer, se comenzó a investigar a la comunidad gay de la región. Esta estrategia únicamente abrió los ojos de los oficiales encargados acerca del mundo oculto de violencia y sexo de los rusos. Hay que recordar que en aquel tiempo la homosexualidad estaba completamente prohibida. Sin embargo, ellos no tenían nada que ver con los crímenes, ni Andrei Chikatilo tenía algo que ver con ellos por lo que a final de cuentas solo fue una pérdida de tiempo. Cuando se abandonó esta línea de investigación se habían interrogado alrededor de 150,000 personas.


Aspecto del asesino buscado por la policía soviética

Así pasaba el tiempo, la policía capturaba sospecho tras sospechoso, generalmente retrasados mentales o gente muy de a tiro ignorante. Ahora se sabe que aquellos con poca inteligencia son muy susceptibles a sugestionarse en los interrogatorios y terminan por admitir crímenes o cosas que no han cometido. Movidos por la falta de resultados, las autoridades creían tener cada vez "al bueno" pero Burakov estaba convencido de que el maniático que buscaban tenía un cierto tipo de personalidad demente cuya manifestación era muy sutil. Ciertamente su presencia no provocaba miedo alguno en las víctimas pues eran pacíficamente conducidas hasta lugares apartados. Las divergencias entre Burakov y los hombres de la fuerza de tarea liderada por Fetisov provocaban constantes fricciones que en nada ayudaban a la captura del asesino. Como ocurre incluso en naciones donde esta perfectamente estudiado el perfil psicológico de los ofensores sexuales, la falta de información y un perfil psiquiátrico, impedía a la policía estrechar el cerco sobre el verdadero asesino. Tuvieron que apelar a técnicas muy difíciles como ubicar oficiales vestidos de civil en estaciones, trenes y autobuses en los lugares que se creía frecuentaba el asesino.

Apartándose de la rigidez de los protocolos oficiales, el forense Burakov decidió compartir parte de la información del caso con algunos especialistas de Moscú. Los primeros en ser consultados no se interesaron por el caso por la escasez de detalles, sin embargo hubo un especialista que creyó importante echar un vistazo al asunto. Alexander Bukhanovsky aceptó discutir sus reflexiones acerca del desconocido asesino que lo mismo tomaba víctimas hombres que mujeres. A los pocos días, le entregó un informe de 7 cuartillas a Burakov que informaba mas o menos lo siguiente: El asesino era un sujeto de entre 25 y 50 años, con una estatura alrededor del 1.75 metros, padecía de alguna disfunción sexual. Mutilaba a sus víctimas en parte por frustración y también como excitación erótica. Se dejaba llevar por la compulsión de asesinar, sin embargo no era ni retrasado mental o esquizofrénico puesto que tenía la capacidad de planear y efectuar sus ataques. Era un hombre solitario y el único involucrado en los crímenes. Esos datos no le ayudaban en nada al oficial ruso, el hubiera querido algo diferente, pero sin la participación de los medios de comunicación era imposible aplicar las técnicas "proactivas" que se practicaban en occidente para cercar asesinos peligrosos.



Famosa foto de la estación de Rostov donde Chikatilo deambulaba en busca de víctimas

En el año de 1984 Chikatilo incrementó su cuenta en 15 asesinatos más. Pero también en ese año fue detenido gracias a un pequeño golpe de suerte que a la postre no funcionó pero por lo menos anoto a la extensa lista de sospechosos a su persona. El mayor Zanasovsky viajando encubierto en un autobús, observó a un hombre viejo actuando de manera sospechosa. Lo había visto hablar con una adolescente y al seguirlo al autobús que subió lo vio sentarse junto a otra chica. Cuando lo interrogó se enteró que se llamaba Andrei Chikatilo, vivía en Shakhty y trabaja como encargado en una compañía de partes industriales. Hablaba con las muchachas debido a que antaño había sido profesor de escuela y extrañaba comunicarse con gente joven. La primera ocasión lo dejó ir, pero se lo volvió a encontrar. Esta vez Chikatilo parecía enfermo y agitado como con tics nerviosos. Lo vio otra vez acercarse a varias muchachitas y lo siguió por la calle. Cuando lo descubrió solicitar sexo oral a una prostituta decidió detenerlo por conducta indecente. Dentro de su portafolio fue hallado un frasco de vaselina, un largo cuchillo de cocina, un trozo de cuerda y una toalla mugrosa, absolutamente nada relativo a un negocio o trabajo. El mayor Zanasovsky estaba convencido que había capturado al maniático y le pidió al procurador que personalmente interrogara al detenido. Desafortunadamente el grupo sanguíneo de Chikatilo era A, y la policía buscaba sospechosos con tipo AB, luego, carecía de referencias personales negativas aparte de ser miembro del partido comunista. Se decidió mantenerlo tras las rejas unos días más, para ver si soltaba la sopa. Ante la presión Chikatilo solo admitió tener ciertas debilidades sexuales, pero hasta ahí llegó la confesión y fue liberado. Pocos días después fue detenido en conexión con algunos delitos menores tras lo cual estuvo 3 meses en la sombra. Inicialmente su sentencia había sido fijada en un año.

Después de salir de prisión, Chikatilo encontró trabajo en Novocherkassk y se mantuvo alejado de problemas hasta que mató a un par de mujeres durante Agosto de 1985. No se le conocen crímenes durante 1986 y no fue hasta mediados de 1987 que despachó a un niño cerca de Revda durante un viaje de trabajo. En Julio y en Septiembre de ese mismo año también asesino personas. Después de eso la calma volvió a Chikatilo hasta que retomó su racha criminal en 1988 asesinando a nueve. En 1990 reasume otra vez su actividad tomando la vida de 7 niños y 2 mujeres entre Enero y Noviembre.

Uno de los últimos cadáveres, obra evidente del asesino fue hallado cerca de la estación de Leskhoz. Entonces la vigilancia en torno del lugar fue considerablemente reforzada. El día 6 de Noviembre, Chikatilo había asesinado a Sveta Korostik. Ese día fue detenido en la estación al regresar del bosque con algunas manchas de sangre en la cara y las ropas. Fue dejado en libertad pero cuando fue encontrado el cuerpo de Korostik, el nombre de Chikatilo saltó inmediatamente en las mentes de la policía y luego de ser visto de nuevo merodear el lugar fue finalmente detenido.

Días antes de tomar la decisión, Burakov puso bajo la lupa al sospechoso número uno, Andrei Chikatilo. Entonces se enteró que éste había sido separado de su cargo como maestro dadas las constantes quejas de abuso contra los alumnos. En otro de sus empleos había sido despedido por su falta de compromiso laboral al fallar en regresar con los suministros que le eran encargados. Para tales tareas era preciso viajar y moverse a muchos sitios. ¿Cómo y en que perdía el tiempo el señor Chikatilo? Revisando sus viajes, estos correspondían al patrón de cadáveres que iba dejando a su paso. La temporada que estuvo en prisión misteriosamente dejaron de aparecer muertitos. A pesar de las coincidencias, aún se trataba de evidencia circunstancial.

Una vez apresado, se colocó un soplón en su celda quien supuestamente sería capaz de sacarle información, pero la maniobra fracasó. Se efectuó un cateo domiciliario, acto que sorprendió a la familia de Chikatilo, ahí no se pudo hallar casi nada a excepción de numerosos cuchillos de cocina, que por cierto no se pudo probar si efectivamente fueron usados como armas homicidas. De acuerdo a los procedimientos jurídicos en vigor la policía contaba con 10 días para obtener una confesión del sospechoso. El procurador Kostoyev, hombre enérgico y determinado pidió efectuar el interrogatorio. Su historial registraba cientos de interrogatorios exitosos contra unos cuantos fallidos. Se suponía que entraría en la mente de Chikatilo, entendiendo su lógica interna hasta hacerlo caer. Al fin y al cabo todos los criminales terminaban confesando... pero no fue tan sencillo. De principio el acusado declaró que la policía cometía un error hacia su persona, igual que lo habían hecho en 1984. Negó haber estado en la estación de tren el 6 de Noviembre como la autoridad afirmaba. Luego tomo lápiz y papel y escribió una declaración plagada de datos y referencias vagas acerca de sus "debilidades e indulgencias sexuales..." Admitía estar fuera de control, sin aclarar por que. Hablo de los pordioseros de las estaciones, como algunas chicas podían haber sido víctimas de ellos. También comentó que había considerado el suicidio. En resumen la declaración era una suerte de confesión sin serlo realmente. A pesar de que Kostoyev confrontaba a Chikatilo con el hecho de que sabían que mentía y de que la evidencia acumulada lo incriminaba, éste no daba su brazo a torcer. Pasaban los días y el procurador no podía cantar victoria.

Chikatilo solicitó unos días para meditar, ante lo cual todos pensaron que finalmente confesaría, pero llegado el plazo no fue así. Cada vez que se le presentaba información de sus crímenes decía que en ese tiempo lo había pasado en casa con su esposa. El informante ubicado en la celda de Chikatilo comentó que las técnicas de interrogación aplicadas únicamente lograban poner a la defensiva al sospechoso, finalmente Kostoyev entendió que no conocía la manera de doblegar la voluntad de Chikatilo. Antes de que se cumpliera el plazo de los 10 días tras los cuales debía acusarse al sospechoso, entre Kostoyev y Burakov tomaron la sabia decisión de llamar al doctor Bukhanovsky, para ver que podía hacer el, que ellos no habían podido.



Andrei Chikatilo escoltado por oficiales rusos

Fue cosa de ver por primera vez al sospechoso, que Bukhanovsky reconoció al asesino que había perfilado en 1987. Un hombre ordinario, solitario y apacible. El doctor se presentó a Chikatilo con cortesía y le habló del estudio que sobre el tenía escrito. Durante poco más de dos horas platicaron acerca de los crímenes y su naturaleza. Para Chikatilo era claro que nadie como el doctor Bukhanosvky entendía su personalidad y sus problemas tan a fondo. Por primera vez alguien lo escuchaba y le mostraba algo de simpatía. Gracias a la intervención del psicólogo moscovita, Chikatilo terminó por confesar sus crímenes y abrió su oscuro mundo interior a la policía. Recordaba detalles de cada uno de sus ataques corroborando su culpabilidad. Hablo sobre cuestiones, tiempos, lugares y detalles que solo el verdadero asesino podía conocer. Condujo a los detectives a sitios apartados donde yacían restos o cadáveres enterrados. Inclusive se montaron recreaciones de los eventos con muñecos y maniquís. La cuenta final de víctimas quedó en 53 confirmados: 31 mujeres y 22 hombres.

El 14 de Abril de 1992 Chikatilo fue llevado a la corte de Rostov. Pasó el juicio dentro de una jaula pintada de blanco, lugar donde podía permanecer parado o sentado estando la mayoría del tiempo aburrido o peleando contra el público asistente. Cuando la prensa anuncio el juicio contra el "Maniático" la sala se llenó con los familiares de las víctimas quienes en un principio le gritaban al acusado una lluvia de improperios. Hubo algunas ocasiones que Chikatilo se desnudó para mostrar su pene al público. Entonces era removido del lugar. El aspecto de Chikatilo sin duda era intimidante. Cuando apareció rapado y sin lentes parecía todo un loco, especialmente
cuando babeaba y ponía los ojos en blanco.



Otra interesante imágen de Chikatilo en su jaula de la corte

De que Chikatilo era culpable ya no había vuelta de hoja, para la defensa el objetivo era demostrar que los problemas mentales del acusado podrían cambiar la naturaleza de la sentencia. Sin embargo sus abogados no tenían permitido hacer nuevas pruebas a Chikatilo y con sus propios doctores. Lo único que podían hacer era examinar y cruzar información de las pruebas hechas ya por la gente de la corte y la policía. Como se podrá apreciar, la tarea de defender a Chikatilo era imposible. El mismo juez Leonid Akubzhanov era a la postre otro mas de sus enemigos en su juicio, quien constantemente lanzaba reproches y regaños al acusado, sin que este contestara nada. A pesar de la conducta aberrante del acusado, de confesar y de pronto negar algunos de los crímenes, no fue difícil para los fiscales determinar que Chikatilo estaba sano y competente. A pesar de sus notorias desviaciones, había demostrado un alto grado de control y premeditación cuando asesinaba personas. Esa fue la premisa bajo la cual se le consideró legalmente sano y apto para recibir sentencia.



Encuerado Chikatilo increpa al público asistente a su juicio

Al juez le tomó dos meses llegar al veredicto y declaró culpable a Andrei Romanovich Chikatilo por 52 cargos de asesinato y 5 mas por violación dado lo cual, merecía la pena de muerte. La reacción del condenado fue la de gritar, violentarse y hasta escupir. Se dijo víctima del sistema soviético, que lo estaban radiando y que deseaba ver los cuerpos. El 15 de Febrero de 1994 al ser rechazada una apelación, fue conducido a un cuarto cerrado donde fue ejecutado con un balazo detrás del oído derecho.

Historia de Robert Berdella


Robert Berdella detenido

Robert Berdella nació en el pueblo de Cuyahoga Falls, Ohio en Estados Unidos el 31 de Enero de 1939 en el seno de una familia católica, fe en la cual fue bautizado a los 12 años. No se conoce gran cosa de su niñez ni de su familia excepto que tuvo un hermano llamado Daniel 7 años menor que el y que su padre falleció cuando contaba 16 años, en 1965. Supuestamente el señor Berdella sufrió un ataque cardiaco y lo que es el destino, Berdella mismo falleció de forma parecida. Poco tiempo después la madre de Robert se juntó con otro hombre, situación que le provocó mucho resentimiento. Para ese entonces ya identifica su orientación homosexual. Se reporta fue violado por un compañero de trabajo del restaurante donde laboraba. Con seguridad este lamentable acontecimiento debió minar su fe al grado que desde esa temporada dejó de asistir a los servicios religiosos como acostumbraba.



Robert Berdella de lentes porque estaba bastante miope

Berdella relató que durante su adolescencia vio una película llamada The Collector que causó gran impresión en su persona. La trama de la referida cinta gira en torno a un hombre que vive una vida ordinaria y cuya única pasión es la recolección de mariposas. Siente que le falta algo, que su existencia esta incompleta hasta que conoce a una chica de la cual se enamora. Sin embargo desarrolla un plan para secuestrar a la muchacha con el fin de mantenerla cautiva y hacer que ella se enamore de el, pero en sus términos. Para tal efecto se muda de casa a un sitio cuyo sótano acondiciona para mantener a la dama. Mediante engaños logra introducir a la mujer a su casa y la mantiene cautiva. Después de no pocas dificultades y altercados la mujer cede y se enamora del protagonista. Vuelcos inesperados y un final aterrador ocurren en el transcurso de la película.

El Coleccionista no pasa de ser una película palomera que hoy día luce atrasada, pero sin lugar a dudas produjo en Berdella ideas y planes que mantuvo latentes hasta el final de su vida.

En 1967 a la edad de 18 años Berdella se inscribe en el Kansas City Art Institute para estudiar, obvio, artes. Nunca termino dichos cursos pero si aprovechó el viaje para convertirse en un drogadicto y alcohólico. No pasó mucho tiempo para que fuera arrestado por posesión y venta de estupefacientes, acusación por la que se declaró culpable. Le fue suspendida la sentencia por 5 años que se ganó esa vez. De nuevo fue arrestado por posesión de marihuana y LSD, aunque tras permanecer arrestado unos días fue liberado por falta de pruebas.



Casa de Berdella en Charlotte Street

A partir de 1968 entró como cocinero a un restaurante y a los 20 años se salió definitivamente de la escuela de artes. No era malo por cierto para las artes culinarias pues durante mucho tiempo desarrollaría con buen éxito el trabajo de cocinero. En Septiembre de 1969 se compraría la casa de Charlotte Street donde cometería los crímenes por los que sería mundialmente conocido.

De 1970 a 1980 su vida transcurrió con aparente normalidad. Como vecino era de conducta excepcional pues ayudó a conformar una patrulla vecinal contra el crimen. En el trabajo se convirtió en un chef de calidad colaborando para importantes restaurantes y clubes campestres. Para este entonces era ya abiertamente gay. Luego vinieron los cambios drásticos.

En 1981 renunció a su trabajo como chef para dedicarse de lleno a su negocio personal. Un puesto de parafernalia gótica llamado Bob's Bizarre Bazaar ubicado en un mercado local. Ahí comerciaba antigüedades y objetos raros. Sus tarjetas de presentación decían que tenía veneno en el cerebro y su extraño comportamiento era considerado como una treta publicitaria.

A los 33 años se involucra sentimentalmente con un veterano de la guerra de Vietnam, pero la relación no dura mucho tiempo y Berdella comienza a salir con prostitutos a quienes incluso lleva a vivir a su casa a cambio de compartir las labores de limpieza y manutención. Intenta encaminar a varios de ellos hacia el bien. Es un misterio saber por que Berdella súbitamente comenzó a torturar y asesinar hombres de la manera en que lo hizo. Generalmente ocurre un evento desencadenante de violencia y locura, pero en este caso ese hecho permanece en la oscuridad.


Jerry Howell

La primer víctima de Berdella fue el homosexual Jerry Howell viejo conocido y amante suyo a quien decidió castigarlo porque le había prestado dinero para pagar un abogado y ahora se negaba a reembolsarle algo de eso. El 4 de Julio de 1984 pasó por el y ya en su casa le suministró varios calmantes sin que Howell se diera cuenta. Una vez desmayado procedió a sodomizarlo sin parar y hasta empleó un pepino para continuar el ataque. Luego lo dejó bien atado y se fue a su trabajo. Al día siguiente continuó la tanda de torturas y humillaciones amen de inyectarlo con sustancias químicas con tal de mantenerlo sedado. Antes de la medianoche Berdella se convertía en asesino dado que Howell pasó a mejor vida. Aquello tomó por sorpresa a Berdella quien declaró que probablemente Howell se había ahogado con su vómito, proceso acelerado por las fuertes dosis de drogas a que lo había sometido. Luego lo colgó por los pies del techo para drenarle la sangre, aprovechando que la postura del cadáver le resultaba sexualmente excitante. Finalizado el desangrado lo cortó en pedazos con sus cuchillos de cocinero y empleó una sierra eléctrica para las partes difíciles. Empacó los restos en plásticos y papeles y los puso en la esquina de su casa para que el camión de limpia se los llevara. Así de sencillo había resultado para Bob Berdella cumplir sus torcidas fantasías.

Después de varios días Berdella se sentó a ponderar lo que había ocurrido y comenzó a escribir una bitácora abundante en detalles de las torturas y las reacciones de Howell. El documento estaba complementado con numerosas fotografías polaroid.


Robert Sheldon aparece desmayado y sometido en estas fotografías



Cráneo de Sheldon hallado en un closet

El siguiente en caer fue Robert Sheldon, viejo amante de Berdella que había estado en su casa muchas veces ya, pero el 10 de Abril de 1985 entraría por vez final para salir hecho pedacitos. Sheldon recibió el mismo tratamiento cruel que Howell aunque esta vez añadió mas torturas a su repertorio, por ejemplo esta vez inyectó liquido para destapar caños en el ojo con el fin de cegarlo y que así fuera un esclavo sexual mas apto a sus fantasías. También le molió las manos a golpes hasta dejárselas inutilizadas. Pasaron cuatro días de este infierno para Sheldon hasta que un inesperado visitante interrumpió a Berdella. Para que no lo fuera a delatar con algún ruido o movimiento fuerte, Berdella envolvió su cabeza en una bolsa de plástico y murió asfixiado. Ocurrió la misma mecánica para la eliminación del cuerpo excepto que ahora Berdella decidió conservar la cabeza, que enterró en su patio.



Mark Wallace

Luego tocó turno a Mark Wallace, otro infortunado conocido de Berdella a quien aparte de lo demás le tocaron una serie de descargas eléctricas que terminaron hasta eso, pronto con su sufrimiento. Esa nueva tortura estaba aún en fase experimental.


James Ferris

En el mes de Septiembre James Ferris le pidió a Berdella si podía darle alojamiento en su casa. Ignorante de las sádicas manías de su huésped, Ferris pronto se vio en la antesala del infierno... para su buena suerte murió rápido debido a que Berdella lo drogó de manera equivocada. Hay que comentar que Berdella no tenía conocimientos médicos y usaba tranquilizantes y fármacos de uso veterinario en sus víctimas. Igual que los anteriores, los restos de Ferris fueron a dar al tiradero del condado.



Todd Stoops sujeto a las brutales torturas de Berdella

Otro viejo conocido de Berdella, Todd Stoops cayó prisionero en la casa del terror. Stoops ya había vivido algunos encuentros anteriores y de hecho había dicho a la policía que algunos hombres reportados como desaparecidos habían estado con el dueño del Bob's Bizarre Bazaar y a pesar de sus sospechas no tuvo problema para entrar de nuevo en su casa, a la postre un error que pagaría con la vida misma. Todd era un hombre atlético y fuerte mientras que Berdella era panzón y falto de condición y quizá razonó que si llegara a darse una riña entre homosexuales, el saldría victorioso. Sin embargo una vez sometido le fue aplicada la peor tanda de sodomía. Berdella le introdujo por el recto su puño completo tras lo cual comenzó a sangrar profusamente. También le inyectó Drano por los ojos y las cuerdas vocales. Después de semanas con fiebre y severos tratos, la agonía terminó los primeros días de Julio de 1986.


Larry Pearson torturado y desvanecido en estas dramáticas imágenes


Cráneo de Pearson siendo desenterrado del jardín

El último en perecer a manos de Berdella fue el joven prostituto Larry Pearson a quien había conocido la primavera de 1987 y a quien introdujo en su domicilio a mediados de Junio. Inicialmente Pearson se portó mucho más cooperativo que el resto de las víctimas así que no hubo necesidad de aplicar tanta "disciplina" en el. Pero después de 6 semanas de esclavitud sexual Pearson decidió que aquello era suficiente y decidió rebelarse. Tal afrenta pronto fue contestada con una severa golpiza que le causó la muerte. Berdella conservó la cabeza de Pearson en el congelador. Luego sin razón aparente desenterró la cabeza de Sheldon y puso la de Pearson en el mismo espacio. Cuando fue cateado el domicilio la policía encontró el cráneo en un closet.

Pero la última víctima fue un sujeto de nombre Chris Bryson a quien resulta que Berdella subió a su coche tras invitarlo a una "fiesta". Cuando escapó de su cautiverio Bryson no quiso que la policía lo tomara como un prostituto ni insinuar que Berdella lo había recogido de una conocida zona de prostitución masculina. Una vez dentro del Toyota color café, comenzaron a beber cervezas y cuando llegaron al lugar de la fiesta, Bryson vio que era una casa de barrio común y corriente y que incluso el número de la misma era perfectamente visible. Cuando entraron al sitio, vio que el lugar era un completo desastre con basura y desechos apilados en cualquier esquina. El olor de perros e inmundicias era muy fuerte. Entonces Berdella le platicó que antes había sido estudiante de arte y quería enseñarle su colección de objetos que tenía en el piso de arriba y cuando llegaron al final de las escaleras recibió un fuerte golpe en la cabeza y cayó al suelo. De inmediato quiso reaccionar y defenderse pero Berdella había sido más rápido y pronto lo estaba inyectando con alguna sustancia. Por más que quiso repeler el ataque, pronto quedo paralizado y se desmayó. Al recobrar la conciencia se encontró completamente desnudo y atado en posición de águila, con los brazos y las piernas firmemente sujetos a los postes de una cama. No sabía ni cuanto tiempo había transcurrido ni se daba cuenta que Berdella le colocaba un collar de perro en el cuello pues volvió a desmayarse.

Entonces Bob comenzó a jugar con su nuevo esclavo sexual mientras este estaba inconciente, tocándolo y abusando de el en una suerte de regodeo sexual. Cada paso llevado a cabo era detalladamente descrito en una bitácora por Berdella. Habían pasado muchas horas hasta que Bryson recobró la conciencia de nuevo y vio que la luz del sol aparecía por las ventanas. Entonces comenzó a razonar en lo que su esposa estaría pensando ante su prolongada ausencia. Se dio cuenta que tenía un trozo de trapo en la boca a manera de mordaza y al querer moverse entendió que no podría liberarse por si mismo. Pero el bullicio que produjeron sus esfuerzos hizo que Berdella entrara al cuarto. Bryson creyó que recibiría alguna explicación o que le sería informado que era parte de un juego o algo y trató de hablar, pero cuando Berdella le quitó la almohada que tapaba su rostro se dio cuenta que estaba bajo la pesada influencia de alguna droga por la visión tan borrosa que experimentó. Quiso emitir una súplica a Berdella pero este reaccionó violentamente pues comenzó a darle de tingotazos en los ojos y con un cotonete le untó una sustancia que ardía terriblemente. No había nada que pudiera hacer mientras estaba a merced de su captor, lo único que le quedaba era sufrir todas y cada una de las torturas mientras figuraba la manera de escapar.

Luego Berdella se le sentó encima y comenzó a aporrearle las manos con una barra metálica. Acto seguido comenzó a hacer algo a la altura de las ingles de Bryson, en un primer instante este no pudo determinar que sucedía pero grande fue su horror al descubrir que le estaban colocando pinzas de corriente en el escroto y el muslo. Súbitamente sintió una fuerte descarga eléctrica que corría desde su torso bajo hasta el muslo, el intenso dolor de sus manos ya adoloridas se multiplicaba con la contorsión de su cuerpo al paso de la corriente. Con la mordaza solo alcanzó a emitir un apagado pujido de agonía. Al reaccionar vio un resplandor y escuchó un chirrido, entonces se dio cuenta que Berdella le tomaba fotografías con una cámara Polaroid.

Bryson entendió que había caído en manos de alguien de quien solo había escuchado en extraños relatos de horror, un sádico sexual que con toda seguridad jamás lo iba a dejar libre. No sabía que pensar y solo atinaba a preguntarse como es que había caído tan fácilmente en semejante predicamento. Una vez Berdella aplicó un par de toques mas, pareció aplacarse. Entonces le informó a Bryson de las reglas que debía obedecer para "llevar la fiesta en paz..." especialmente no debía resistirse ni tratar de gritar o hacer ruidos pues los castigos podrían continuar y ponerse peores aún.

La siguiente vez que alcanzó a reaccionar, Berdella llegó y le informó que ahora era un juguete sexual y que no habría de ir a ninguna parte. Los castigos habían sido para enseñarle cual era su nueva situación, y habría mas en caso de ser necesarios si no iba a terminar en la basura igual que los "otros" y para convencerlo de esta última sentencia, le mostró fotografías de hombres en diversas poses y en las que algunos lucían muertos o al menos dormidos, pero no se podía saber. Todas las instrucciones giraban en torno a ser completamente sumiso y obediente en su nuevo rol de esclavo sexual.

Durante 4 días Bryson fue objeto de humillantes abusos y violaciones por parte de Berdella, pero llegó el momento en que este cometió un error. Como premio a su comportamiento, le ato las manos al frente, en vez de atarlas a los postes de la cama. Cuando Berdella abandonó la casa se dio a la tarea de liberarse. Después de soltarse saltó por la ventana del cuarto. Fue entonces que un vecino pudo ver a un hombre saltar del segundo piso de la casa de Berdella usando por única vestimenta un collar de perro y una correa. Este vecino al auxiliar al hombre desnudo fue quien realizó la primera llamada a la policía.



Chris Bryson

Cuando los oficiales arribaron al lugar de los acontecimientos sabían que debían actuar con cautela pues imaginaban que se enfrentaban a una pelea entre amantes homosexuales. Situación que no era extraña en los barrios de la ciudad y para la cual ya habían desarrollado un protocolo de acción. Auxiliaron a Bryson y le cubrieron con una manta. Cuando este pudo reunir las fuerzas necesarias comenzó a relatar su terrible historia. Aquello era más de lo que esperaban escuchar los oficiales así que el siguiente paso era escuchar a la otra parte y para tal objetivo esperaron a que el dueño del lugar llegara para interrogarlo. Por muy grave o fantástica que resultara la queja de un sujeto como Bryson debían corroborar cada dato y acusación.

Cuando Berdella llegó a su casa, fue abordado por los oficiales que habían quedado a cargo en el lugar y le informaron que estaba bajo arresto por ser sospechoso de asalto sexual contra un hombre llamado Chris y le pidieron que firmara una hoja donde concediera permiso a los oficiales de entrar a su domicilio. Berdella simuló incredulidad y se negó a que su casa fuera allanada por la policía. Llegando a la estación solicitó un abogado. Para este momento la policía aún consideraba que el asunto podía ser no mas que un pleito entre dos hombres de los cuales uno involucraba a las autoridades para presionar al otro. Pero por si las dudas, los oficiales decidieron seguir paso a paso con los procedimientos hasta llegar al final del asunto. Mas que nada es loable el olfato de la policía que no desechó la idea de que si Bryson había sido realmente torturado por días y advertido de muerte si no cooperaba, tal vez hubiera otras víctimas involucradas. Ahí estaba el detalle.


Berdella escoltado por oficiales de policía

Dentro de la casa de Berdella tuvieron que asegurarse tres perros Chow Chow antes que los detectives pudieran comenzar a trabajar. La casa era tal cual la había descrito Bryson, un total desorden lleno de basura por doquier. En la planta baja nada fuera de lo normal fue hallado, pero guiados por el relato de la víctima subieron las escaleras. Justo como esperaban, había un cuarto cerrado con una televisión y una cama. En el suelo había trozos de cuerda chamuscados, pues así había escapado Bryson quemando sus ataduras con cerillos tirados en el suelo. En una inspección más cercana vieron que los postes de la cama tenían los bordes muy gastados como si hubieran sido empleados con las cuerdas muchas veces, tal vez para atar a más gente aparte del actual quejoso. Junto a la cama descubrieron un dispositivo eléctrico del que salían algunos cables que subían por el colchón. En una mesita cercana encontraron varias jeringas listas para usarse. También algunos frascos de gotas para los ojos y líquidos en apariencia drogas aparte de algunas revistas pornográficas tiradas en el suelo. En otro cuarto vieron fotografías de Bryson donde aparecía atado y con cara de sufrimiento. Y a pesar de toda la evidencia hallada, aún no había un grave delito que perseguir. Sin embargo en el cuarto que parecía ser el dormitorio de Berdella la policía encontró un par de cráneos y unos dientes, lo cual los instó a buscar con más profundidad. Entonces aparecieron unos casetes de audio con descripciones de las torturas y más fotos polaroid donde aparecen otros hombres en similares poses que Bryson inclusive algunos lucen ya como cadáveres.

El posterior análisis de la bitácora de Berdella reveló la mentalidad de un sujeto en constante necesidad de tomar el control de sus víctimas. Estaban registrados con sumo detalle cada acto cometido y la subsiguiente reacción. Hasta movimientos mínimos eran registrados, fuera en conciencia o en desmayo.

Nuevas ordenes de registro fueron giradas tras los últimos hallazgos. Una flota de forenses ocupo el lugar en busca de huellas dactilares y para empacar toda clase de objetos que tenían lo que parecía ser sangre embarrada. Todas las fotos y demás evidencia fueron catalogadas minuciosamente. Entre mas escarbaban el lugar mayor evidencia surgía que incriminaba a Berdella. De suponerse una simple riña entre amantes varones, ahora parecía la policía lidiar con un caso grande y grave. En otro closet de la casa se halló guardada una columna vertebral humana, así como libros y extrañas máscaras que sugerían la práctica de algún rito satánico. Más tarde Berdella negaría que practicara tales artes de lo oculto. Las autoridades comenzaron a interrogar a los vecinos acerca de Berdella. Nadie aportó ningún dato revelador, pues todos consideraban a Bob como un vecino amigable y hasta ejemplar. No faltaba algún chisme que circulara en torno suyo pero nada concluyente. A final de cuentas resultó que Berdella si había sido investigado años atrás por la desaparición de Howell y Ferris, recordemos que Stoops había sido el soplón anteriormente. Aunque los oficiales tuvieron bajo vigilancia a Berdella, el caso se vino abajo por falta de evidencias. Eventualmente Stoops también desaparecería a pesar de las advertencias de que no se metiera más con Berdella, quien por cierto era bien conocido en los círculos homosexuales y era considerado bastante "peligroso..." aunque nadie dijo realmente el porque.

Las labores de reconocimiento continuaron en el hogar de Berdella donde los detectives se enfocaron en el patio particularmente un sitio donde la tierra parecía haber sido removida poco tiempo atrás. Cuando excavaron se halló un cráneo todavía con vértebras y trozos de piel y cuero cabelludo. Inicialmente se pensó que el lugar podría estar infestado de cuerpos como la casa de John Wayne Gacy, pero a pesar de las numerosas excavaciones no se encontró nada. Ante la evidencia se estableció la urgencia de identificar si los restos hallados en la propiedad correspondían a los sujetos de que se describía en la bitácora de Berdella, siendo así se podían ya levantar cargos formales de homicidio contra el sospechoso. Para tal efecto los cráneos fueron llevados a la universidad de Kansas para ser analizados con todo rigor por un equipo de estudiosos liderado por el Dr. Finnegan. Tras los estudios se determinó que los restos correspondían a hombres de entre 21 y 32 años de edad al tiempo de su muerte y que no llevaban más de año y medio que habían fallecido. En cuanto a la causa de muerte, esa permanecía desconocida siendo necesario contar con el resto del cadáver para poder determinarla con precisión. Una sierra también fue decomisada y estudiada acuciosamente. Resultó tener entre sus dientes fragmentos de cabellos, hueso y sangre. Todo fue preservado para emplearse como evidencia crítica en caso de llegar a juicio.

En un cuarto de la casa, con Luminol se detectó la presencia de sangre en grandes cantidades por el suelo. Cuando se aplico el mismo tratamiento a cubetas y recipientes hallados en el lugar dieron iguales resultados. Por evidencia no paraban los forenses, pero el problema principal es que se carecía de cadáveres.

De forma por demás asombrosa se llegó a la conclusión de que alrededor de 20 hombres figuraban en las fotos encontradas. Era muy complicado identificar a cada uno. Al final quedó claro que de todos ellos muchos no estaban muertos, inclusive se sabía que acaso disfrutaran el tratamiento sádico de Berdella. Muchos otros hombres habían estado en la casa del sospechoso sin ser requeridos para favores sexuales. Era difícil de creer pero Berdella de entre todas sus posibles víctimas elegía solo a algunos para someterlos a la esclavitud sexual. El primer cráneo resultó pertenecer a Larry Pearson y la policía procedió a acusarlo de homicidio.


Berdella durante su juicio

En un rápido movimiento Berdella se declaró culpable de la muerte de Pearson. Usualmente hubiera sido al contrario, pero el argumento detrás del audaz giro de su defensa fue evitar la pena capital si se encontraba evidencia de varios crímenes en su contra. Así por un solo asesinato y estableciendo ciertos atenuantes podían bajar de grado la sentencia del juez. Después de la identificación positiva de los restos de Sheldon el fiscal buscaba la pena de muerte, y esta vez la defensa ofreció un trato. Berdella realizaría una completa confesión de todos sus crímenes a cambio de cadena perpetua. El trato fue aceptado. La necesidad de conocerlo todo a detalle, en aras de las víctimas pesó más que freír en la silla eléctrica a Berdella. Comenzando el 13 de Diciembre y bajo juramento la declaración fue registrada y duró cerca de 3 días, al final el documento llenaba más de 700 páginas. Después de un corto juicio Berdella comenzó a purgar su condena. La prensa aún perpleja por la increíble historia que acababa de surgir no soltaba al homicida acusándolo una y otra vez de ser satánico y asesino. En respuesta Berdella declaró que era una persona normal y buena, muy a pesar de sus anteriores actos y para demostrarlo constituyó un fondo para las familias de sus víctimas con una suma inicial de 50,000 dólares.

Luego de permanecer solo 4 años en prisión Berdella falleció el 8 de Octubre de 1992 de "causas naturales" aunque algunos sugieren que fue envenenado en prisión. Una de sus últimas quejas fue que los guardias no le suministraban sus medicamentos para el corazón. Los restos de todas sus víctimas nunca fueron encontrados, se piensa que aún permanecen en el relleno sanitario donde descargaba el camión de la basura que pasaba por Charlotte Street.

Historia de Eddie Gein


Eddie Gein cuando fue aprehendido

La historia de Eddie Gein es una de las que mas impresión causó no solo en Estados Unidos sino en el mundo entero a tal grado que se convirtió en la inspiración primaria de personajes literarios y de obras de cine desde su descubrimiento hasta la fecha. Las atrocidades conocidas en la granja de Gein forma parte fundamental de nuestra cultura y son referente obligado de análisis y reflexión psicológica.


Eddie Gein

El 17 de Noviembre de 1957 agentes policíacos de Plainfield Wisconsin entraban a la propiedad del viejo Ed Gein porque se investigaba la desaparición de la señora Bernice Worden, madre de uno de los oficiales del pueblo. Eddie Gein era considerado uno de los últimos clientes en visitar la ferretería de la mujer y había testigos que lo habían visto merodear la negociación. Aquellos hombres jamás imaginaron lo que habrían de encontrar en la solitaria granja de Eddie Gein. Para empezar el lugar estaba lleno de basura y desperdicios por doquier al punto de dificultar el paso de las personas, el olor de mugre y descomposición era apenas soportable. Arthur Schley el sheriff local inspeccionaba la cocina de la granja cuando sintió que algo rozaba su chaqueta y al alumbrar con su lámpara hacia arriba descubrió una enorme carcaza colgando del techo. No era raro en esas regiones de caza del estado ver los restos colgados de venados, pero le tomo unos cortos instantes reconocer el cuerpo decapitado y abierto de una mujer. El cuerpo de la madre de su oficial de policía había sido descubierto. Aquel día la policía del pueblo se había encontrado con la granja de la muerte, el inventario de descubrimientos macabros incluía lo siguiente: tazones de sopa hechos con la parte superior de cráneos humanos, una caja de zapatos llena de genitales femeninos curtidos, cajas con narices, pantallas de lámparas y cubiertas de sillas fabricadas en piel humana. Un cinturón hecho de pezones. Una cabeza y máscaras hechas de piel de la cara también fueron halladas, para finalmente hallar el más bizarro trofeo de aquella macabra colección: una especie de chaqueta hecha de piel de mujer con su par de senos incluidos.


Eddie Gein aseado y afeitado

Esta serie de estremecedores descubrimientos han sido desde entonces materia de inspiración para incontables historias de asesinos. El asesino serial Buffalo Bill del Silencio de los Inocentes tiene obvios orígenes en los descubrimientos de la granja de Gein, siendo un sujeto que experimentaba placer y morbo con la piel de sus victimas con las que efectuaba enfermos rituales travestis. Luego Arthur Bloch se inspiró en Gein para la creación de Norman Bates el disfuncional asesino que fue llevado a la pantalla grande en Psicosis, del director Alfred Hitchcock. Otra película que parcialmente reproduce los hechos de Plainfield, es The Texas Chainsaw Massacre y a pesar de que no hay un personaje en la película que sea exactamente Gein, varios aspectos recuerdan perfectamente la granja del psicópata en cuestión. Esta cinta puso de nuevo en el panorama al monstruo de Wisconsin a mediados de los 7o. Hasta hubo un remake hace poco protagonizado por Jessica Biehl. Sin embargo y por increíble que parezca, a Eddie Gein no se le pudo ligar mas que a la muerte de dos personas, cuestionándose inclusive su presencia en las listas de asesinos seriales del mundo.






Diferentes tomas del cuerpo hallado en la granja de Eddie Gein

Edward Theodore Gein nació en La Crosse Wisconsin el 27 de Agosto de 1906 y sus padres fueron Augusta T. Lehrke (1878–1945) y George P. Gein (1873–1940) siendo la madre la figura dominante a lo largo de toda la vida y el señor Gein la figura débil y carente de opinión. La infancia de Gein se desarrolló bajo el desequilibrado fanatismo religioso de la madre quien era una luterana de hueso colorado y que consideraba a todo el mundo como una mala influencia para sus hijos, a tal grado que compró la propiedad de Plainfield con el objetivo de alejar a su progenie de la perversidad del mundo. Especialmente las mujeres eran la perdición, pues todas -a excepción de ella- eran peor que golfas y una de sus creencias más fuertes era que el sexo solo debía practicarse con fines reproductivos y no mas. Solo había una cosa que Augusta no podía impedir y era que Eddie asistiera a la escuela, lugar donde no tuvo problemas para pasar sus materias, siendo en lectura donde brillaba mas. La gente que lo conoció en la escuela reporta que Gein era un sujeto de maneras discretas y afeminadas por lo que era pasto de los niños más abusivos. Siempre tuvo una mueca muy chistosa evidente aún en las discusiones mas serias. Los intentos que Gein iniciaba para hacerse de amigos eran bloqueados sistemáticamente por su dominadora madre. Todos los días la señora Gein se tomaba un tiempo para leer sermones a sus hijos del antiguo testamento. Generalmente severos pasajes que hablaban de los castigos de Dios, la muerte, etc. Fuera de la escuela el joven Gein dedicaba el resto de su tiempo a las labores propias de su granja. Su mejor pasatiempo era leer revistas de aventuras, su único escape de la áspera realidad familiar.


Aspecto de la sala y de la cocina de la granja de los Gein

La señora Augusta era tan dominante que el padre no tenía voz ni voto en la crianza de sus hijos. A tal grado era dejado de lado, que ni siquiera era apto para proveer sustento a la familia. Tarea que tomo por completo la mama, que manejaba una recaudería y de ahí sacaba para todo. Pudo así comprar la propiedad en el solitario pueblillo de Plainfield para alejar a su familia del pecado del mundo.

Así fue la tristona vida de los Gein en su granja hasta que comenzaron a morir uno tras otro los miembros de la familia. Siendo el primero George Gein en 1940. Por ese tiempo Henry Gein el hermano mayor comenzó a manifestar su oposición a los designios maternales y a hablar cosas ante la mortificada actitud de Eddie que no podía aceptar se dudara de la sabiduría de su madre. Fue en 1944 que mientras ambos hermanos combatían el fuego en los matorrales de la granja que Henry muere en extrañas circunstancias. Luchando contra el fuego según testimonio de Eddie se separaron hasta que después no pudo hallarlo y fue en busca de la policía. Lo curioso es que al regresar con ellos, los fue guiando hasta donde estaba el cuerpo del 'desaparecido' hermano y aunque este presentaba señales de haber sido golpeado, los oficiales determinaron que había muerto de asfixia y no se prestó mayor atención al asunto. El 29 de Diciembre de 1945 tras una serie de derrames muere Augusta quedando finalmente solo en el mundo el viejo Ed Gein. Durante el funeral estaba inconsolable y deprimido.

Tras la muerte de la mama hasta el día de los descubrimientos pasaron 12 años de ermitaña existencia para Eddie Gein. Todos en el pueblo aunque lo consideraban un sujeto extraño y raro, le tenían confianza y frecuentemente era empleado para trabajillos menores aquí y allá. Cosa increíble, era también ocupado como niñero. Pues los niños no le daban problemas como la gente de su edad. Básicamente Ed Gein era un retrasado emocional y en lo social. En sus tiempos libres leía innumerables revistas y pasquines de aventuras y de los hallazgos en islas y continentes remotos, donde aún existían tribus caníbales. En su casa se hallaron enciclopedias médicas y de anatomía, que Gein consumía con enfermiza avidez. ¡Ah! y por supuesto tomó la afición de leer los periódicos, especialmente la sección de los obituarios donde se podía enterar de quienes en el pueblo habían muerto. Muy poca gente visitaba al viejo Gein en su propiedad rural, pero entre ellos se contaban niños a quienes les llegaba a mostrar cabezas humanas diciéndoles que eran trofeos traídos de alguna parte del mundo. Como quien tiene una cabeza reducida y que se la trajeron de Sudamérica. Los niños contaban estas y otras historias de las cosas extrañas que veían en la granja de Gein, pero nunca pasaron de la mera anécdota e inclusive se bromeaba con frecuencia con el viejo Gein acerca de lo mismo sin que este mostrara perturbación alguna.


Cementerio de Plainfield, lugar donde Gein se proveía de cadáveres para sus macabros rituales.

La realidad era que tras la muerte de su madre, Ed Gein acostumbraba leer los obituarios para conocer de la muerte de mujeres de mediana edad que le parecían semejantes a su madre. Desenterraba los cuerpos del cementerio local y tomaba las partes que le interesaban para efectuar desviados ritos de tinte sexual. Hay que mencionar que todo este rollo psicópata giraba en torno a su madre. Tras la muerte de ella, su cuarto y varios mas de la casa fueron literalmente clausurados por Gein en honor a la difunta, dejándolos en el estado en que ella los había dejado. Así el solo ocupaba la cocina y un cuarto de estar donde dispuso su sencillo dormitorio. Se habla mucho de las creaciones de Gein, como son el traje de piel de mujer que incorporaba vagina, pechos y piernas y de como se lo ponía para pretender que era su propia madre. Es decir, estaba el hombre totalmente trastornado. Igualmente se menciona que Gein consideraba la castración para si mismo; por aquellos conocimientos de anatomía incluso tuvo la idea novedosa y fuera de su tiempo de hacerse una operación de cambio de sexo pero no podía con el gasto que esto representaba. Las mujeres eran una obsesión para Gein por el poder que tenían sobre los hombres.

Pero este frenesí de necrofilia necesariamente tenía que escalar a un nuevo nivel. Según declaraciones de Gein, nunca tuvo sexo con los cadáveres porque 'olían demasiado mal...' pero alrededor de La Crosse y de Plainfield comenzaron a suceder algunas desapariciones que a la fecha siguen sin esclarecerse pero que bien pudieron ser responsabilidad del viejo Eddie. La verdad nunca se sabrá con certeza. La primera en desaparecer en extrañas circunstancias fue la niña de 8 años Georgia Weckler que desapareció cuando regresaba de la escuela el 1 de Mayo de 1947. Cientos de residentes de Jefferson Wisconsin peinaron una amplia zona alrededor del pueblo, pero no se volvió a saber nada de la niña hasta que Eddie Gein fue puesto bajo arresto y en juicio. Seis años después otra chica, esta vez de 15 años desapareció cuando trabajaba de niñera. Evelyn Hartley de La Crosse tampoco fue localizada cuando su padre preocupado intentó llamarla por teléfono donde se suponía trabajaría ese día. En la escena de la desaparición fueron halladas evidencias aterradoras como manchas de sangre y algunos otros restos que desde un principio hicieron pensar en lo peor. En Noviembre de 1952 dos hombres, Victor Travis y Ray Burgess entraron a un bar de Plainfield y tomaron cervezas durante varias horas antes de salir de cacería, al salir de ahí jamás volvieron a ser vistos. La siguiente en desaparecer fue Mary Hogan, bartender en Plainfield que se esfumó durante el invierno de 1954. La policía intuyó algo turbio cuando se descubrió un rastro de sangre que iba hasta el estacionamiento del lugar. Pero de nuevo, sin cuerpo ni mayores evidencias poco quedaba por hacer. Lo que si estaba establecido era que todas estas desapariciones ocurrían alrededor o en el pueblo.

Tras la desaparición de Bernice Worden, siendo esta madre de uno de los oficiales de policía el comisario local toma en serio los reportes acerca de Ed Gein merodeando la tienda de la víctima y es como decide investigar a fondo a este raro sujeto. Al momento de los descubrimientos Ed Gein estaba ausente. Mientras los oficiales excavaban en la granja en busca de todos los desaparecidos Gein es interrogado en la cárcel de Wautoma. Al principio niega los crímenes pero tras un día de silencio admite haber asesinado a la Worden. Para esto aduce que en los momentos del asesinato entraba en algún tipo de trance de tal modo que le cuesta mucho trabajo recordar los detalles. Después de mucha insistencia admite por igual el crimen de Mary Hogan a quien disparó por error. De los demás restos encontrados declara que corresponden a los cuerpos que había robado en el cementerio local. Tras un arduo debate le es permitido a la policía exhumar los cuerpos pero pronto se dan cuenta que es verdad, pues los ataúdes aparecen abiertos y vacíos en algunos casos y otros con cadáveres incompletos. Por mas que se intentó ligar a Gein con la desaparición de las niñas y los dos hombres, esto no pudo ser posible, ya fuera por declaración de culpabilidad o por evidencia forense.

Cuando Gein suelta toda la sopa se muestra de lo mas tranquilo y dueño de la situación. De sus escapadas al cementerio y de que y como hacía con los restos robados y luego del crimen de la señora Worden... todo indicaba que no era conciente o no comprendía la magnitud de sus crímenes. Entonces se determinó que no estaba bien de sus facultades y no se le declaró culpable por causa de enfermedad mental. Vinieron numerosas pruebas y baterías psicológicas y al final un grupo de médicos dio el veredicto: Ed Gein era un esquizofrénico y psicópata sexual. ¿Cómo había llegado a este estado? Los doctores llegaron a la conclusión de que la enferma relación con su madre provocó en Gein sentimientos encontrados hacia el género femenino. Por un lado la natural atracción al sexo opuesto y por otro las deformes enseñanzas de su madre respecto a las mujeres. Este cuadro de amor-odio se vio exagerado y distorsionado en Gein hasta llevarlo al estado sicótico en que vivía tras la muerte de su madre.

Una vez que los investigadores policíacos comenzaron a publicar todo cuanto se había encontrado en la granja de Gein, todo el mundo se estremeció ante los bizarros descubrimientos y de todas partes llegaron psicólogos en busca de la razón por la cual Gein se había trastornado de esa manera. En los años 50 se convirtió este hombre en toda una celebridad y también en uno de los más documentados casos que involucraban travestismo, fetichismo y necrofilia en una sola persona. El quieto pueblo de Plainfield se atestó de reporteros e investigadores que atosigaban a los pobladores y a quienes conocían de cerca a Gein con preguntas. Paradójicamente quienes le conocían no tenían mas que buenas palabras acerca de el. Era descrito como un sujeto humilde con una mueca extraña eso si con un sentido del humor muy peculiar, pero hasta ahí. Nadie podía pensar de él en términos de lo que realmente era: un asesino y profanador de tumbas. Tras una estancia de 30 días en una institución mental Gein fue declarado incompetente. Y no podía ser juzgado por homicidio de grado uno. La noticia no causó mas que indignación en aquellos que clamaban justicia por el crimen de la señora Worden, pero nada se podía hacer al respecto. A los 61 años se le declaró apto para encarar juicio por sus crímentes pero de todos modos murió en una institución mental el 26 de Julio de 1984 por un paro respiratorio tras una larga batalla contra el cáncer.

La granja y las pertenencias de Gein pronto fueron puestas a subasta ante el enojo de los pobladores de Plainfield. El Ford de Gein fue adquirido en la entonces fuerte suma de $750 dólares por un empresario de circo quien en lo sucesivo cobraba 25 centavos de dólar por verlo. Finalmente la casa de Gein se incendió y a pesar de que se sospechaba de mala intención, la investigación falló en hallar a algún culpable. Cuando Gein en reclusión se enteró solo dijo "... just as well" Los últimos años de su vida, Gein se distinguió por ser el interno modelo. Jamás daba problemas ni requería de las usuales drogas que se administran a los enfermos mentales para mantenerlos en calma. La única extravagancia visible era hacia el staff femenino de la institución a quienes dedicaba raras e intensas miradas que hacían sentir incomodidad.


Historia de Juan V. Corona, predador homosexual mexicano


Imágen de Juan Vallejo Corona, predador homosexual mexicano

Raras ocasiones son que conocemos la historia de un asesino serial mexicano y de hecho son noticias estas, procedentes de mexicanos actuando y siendo convictos en otros países. Específicamente en Estados Unidos donde la policía y demás aparatos de justicia actúan varias veces mas rápido y eficaz que en nuestro país. Acaba de ser ejecutado en Texas Angel Maturino Resendiz, el asesino del ferrocarril y acá en el Distrito Federal hace meses fue capturada 'La mataviejitas' mujer que segó la vida de numerosas ancianas de la ciudad. Pero la historia que es materia de esta página web es sobre Juan Vallejo Corona conocido en el otro lado del Río Bravo como el 'Machete Murderer'

Juan Vallejo Corona nace en el año de 1934 en México y desde joven migró a California, a la ciudad de Yuba City donde se establece. Se casó y formo una familia de cuatro hijas, y al paso del tiempo se convirtió en contratista de mano de obra. Su labor era altamente apreciada entre los granjeros del lugar a quienes proporcionaba mano de obra barata, generalmente mexicanos emigrantes que como el, perseguían un mejor nivel de vida.

Pero el 19 de Mayo de 1971 un granjero japonés de la zona, sale a pasear por sus huertos de durazno y nota que alguien ha excavado entre dos árboles un hoyo de dimensiones semejantes a las de una tumba. A pesar de que alrededor había cuadrillas de trabajadores contratadas vía Juan Corona pizcando durazno quedó intrigado por el hallazgo al grado de regresar a ver el agujero por la noche. Cual sería su sorpresa encontrar el hoyo relleno de tierra. Decide llamar a la policía que en un principio no sospecha nada extraño a excepción del hecho de que alguien pudo haber ido a enterrar basura en una propiedad ajena. Para sorpresa de todos al excavar los oficiales se encontraron con el cadáver de un hombre blanco y delgado. En vida aquel sujeto se llamaba Kenneth Whiteacre y había sido apuñalado en el pecho, fuertemente golpeado en la cabeza y con varias laceraciones profundas detrás del cráneo. En sus ropas se pudo hallar un pasquín de pornografía gay lo que hizo suponer que se trataba de un homosexual. A pesar de la horrible naturaleza del descubrimiento, para la policía no había razón de alarmarse. Total, el movimiento gay en boga en San Francisco había agitado e irritado a mucha gente que bien pudo haber liquidado al hombre como una forma de represalia.


Recuperación del cadáver encontrado en los huertos de durazno.

El escritor y reportero del crimen Kidder especuló que aquel homicidio pudo haber sido cometido por un par de hombres, que habían salido a la caza de un encuentro sexual y hallaron un voluntario que por algún dinero accediera a sus peticiones. Pero luego lo mataron cuando se negaron a pagarle el billete prometido. Los peritos tomaron algunas impresiones de las huellas de una camioneta que estuvo en el sitio pero no se le dio la importancia debida al asunto y el cuerpo no fue estudiado con la minuciosidad requerida. Debía descartarse algún tipo de asalto sexual, aunque eso si, se determinó que las heridas de la cabeza habían sido practicadas cuando el hombre ya había fallecido. Después del rapidísimo examen forense el cadáver fue entregado a los funerarios. Los detectives concluyeron que pudo haber sido el resultado de una pelea, un mero suceso al azar.

Sin embargo unos cuantos días después se halló otro cuerpo en las huertas de durazno de la zona. El 24 de Mayo, mientras operaban un tractor en un rancho vecino los trabajadores tuvieron que parar al encontrar partes de la tierra colapsadas. De nuevo fue llamada la policía y encontraron el cuerpo de Charles Fleming otro vagabundo del lugar. Esta vez las autoridades actuaron con mayor cautela y la búsqueda de mas cuerpo se intensificó sin encontrar nada, hasta que un oficial descubrió un pequeño camino entre la vegetación que los condujo a una enorme tumba colectiva.

A lo largo de la rivera encontraron la tierra sospechosamente revuelta. Cuando comenzaron a remover el suelo con las palas encontraron las piezas claves del caso. Unas notas del mercado de la ciudad a nombre de un tal Juan V. Corona, despachadas hacia pocos días. Al excavar encontraron otro cadáver, un hombre con las mismas heridas de muerte, golpes en la cabeza y laceraciones producidas por lo que parecía ser un machete. El sujeto enterrado era un granjero indigente. Siguieron apareciendo cuerpos uno tras otro en diferentes grados de descomposición de tal modo que se pudo establecer hasta la cronología de las muertes. Algunos de ellos difícilmente podían mantenerse completos. Tuvieron que ser colocados dentro de bolsas de plástico para su posterior identificación. Indudablemente era esta fosa colectiva el producto de un solo criminal puesto que todos los cuerpos presentaban signos de un mismo ritual de muerte. Una especie de firma, según lo llaman los especialistas. De vez en cuando ocurren actos violentos en una comunidad, pero los oficiales a cargo jamás habían presenciado un entierro colectivo como este. Las victimas aparecían con evidentes signos de asalto sexual, con los calzones a los tobillos y los genitales expuestos. La mayoría habían sido trabajadores emigrantes y/o vagabundos, asesinados con arma punzocortante y golpes a la cabeza. Algunos habían incluso recibido un tiro. A pesar de la evidencia contra Juan Corona, el sheriff Roy Whiteaker hizo énfasis en el cuidado que debían guardar sus subalternos en la recuperación de cuerpos. Las recetas halladas eran buenas, pero para dar un paso definitivo se debía encontrar algo más. Entonces el objetivo se fijó en enterarse por terceros que hubieran conocido a las víctimas y poder ligar definitivamente al contratista con las muertes.


Ninguna autoridad en el estado estaba preparada para exhumar tantos cuerpos de un solo sitio.

Para principio de cuentas circulaban rumores acerca de Corona y algunos 'asuntos' suyos con hombres homosexuales, rumores al fin. Luego estaba el hecho de que había sido diagnosticado de esquizofrenia (1956) y conforme a los usos médicos de entonces fue sometido a terapia de electrochoques. También se conocía a la perfección un macabro episodio que involucraba a su hermano Natividad Corona, ese si conocido y violento gay que operaba el café 'Guadalajara' en el poblado de Marysville. Esa ocasión apareció en el baño del lugar un joven sangrando de la cabeza, pues con un machete le habían volado parte del cuero cabelludo. El sujeto fue auxiliado por otros comensales y el homosexual Natividad Corona huyó del país hacia México. La víctima demandó por $250,000 dólares, pero el proceso nunca fructificó ante la ausencia del demandado. La existencia de este lío entre homosexuales daba mucho en que pensar acerca del señor Juan Corona.


Juan V. Corona arrestado

En una época que todavía no explotaba el uso de compleja tecnología forense la única manera de construir el caso contra Juan Corona fue mediante evidencia circunstancial. Los fiscales sabían que las notas del mercado podían ser rebatidas durante el juicio así es que mediante los testimonios de muchas fuentes podían armar un mosaico que sustituyera la evidencia que en otros casos es concluyente y liga al asesino con las victimas.

-Kenneth Whitacre
-Charles Fleming
-Melford Sample
-Donald Smith
-John J. Haluka
-Warren Kelley
-Sigurd Beierman
-William Emery Kamp
-Clarence Hocking
-James W. Howard
-Jonah R. Smallwood
-Elbert T. Riley
-Paul B. Allen
-Edward Martin Cupp
-Albert Hayes
-Raymond Muchache
-John H. Jackson
-Lloyd Wallace Wenzel
-Mark Beverly Shields
-Sam Bonafide
-Joseph Maczak
-...y otros mas no identificados

En la época de los hallazgos en los huertos, el trabajo del departamento de policía se multiplicó enormemente. Las labores no solamente abarcaban la exhaustiva búsqueda de restos humanos; a pesar de haber encontrado la tumba masiva, existía la posibilidad de hallar cuerpos solitarios enterrados por aquí y allá. También había que atender a las numerosas personas que se habían enterado del asunto y que buscaban noticias de seres queridos desaparecidos. Así que había que investigar y dar seguimiento a cada caso. Igualmente daba trabajo la prensa y los curiosos que atestaban las cercanías del entierro masivo. El 4 de Junio la búsqueda llegó a su final. El conteo quedó en 25 cuerpos, de los cuales únicamente tres no eran cadáveres de anglosajones, tampoco hubo uno solo de origen mexicano. Tras un arduo proceso, todos fueron identificados menos 4 que permanecieron en calidad de desconocidos.


El Sheriff Whiteaker, encargado de las primeras investigaciones contra Corona.

En una de las tumbas a ras de tierra se halló una pieza más de evidencia contra Juan Corona. Un recibo bancario a nombre del contratista apareció entre la tierra. Obvio que el caso tomó mucha fuerza, pero el sheriff Whiteaker convocó a destiempo a una conferencia de prensa donde sin previo juicio ni mayores diligencias legales inculpó al mexicano de los crímenes. El apresuramiento resultó contraproducente puesto que abrió el caso al escrutinio de mas abogados y especialistas que determinaran realmente si había evidencia suficiente contra Corona. El mosaico de evidencias que se pretendía formar no ayudaba al caso. Además de todo en los Estados Unidos nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario.

Ya en custodia a Corona se le comenzó a investigar surgiendo el detalle ominoso de cuando fue tratado por sus delusiones mentales años atrás y de como había recibido una docena de tratamientos a base de electrochoques, cuando se pensaba que eran realmente eficaces. La información señalaba que Corona era un pacífico hombre de familia, padre de cuatro mujeres y un devoto que no faltaba un solo domingo a la iglesia. Sus ingresos rondaban los $20,000 dólares al año y no había quejas de que abusara de los trabajadores temporales a quienes contrataba. No faltaba la usual queja de que no pagaba lo suficiente por el trabajo realizado. Pero bueno, ¿qué contratista en esta vida paga lo justo? Sin embargo, existía el testimonio de quienes hablaban de un Juan Corona irascible y violento y de que había sido visto rondar los entierros tras las huertas. El reportero Kidder visitó al inculpado en la cárcel para cerciorarse de su estado mental y lo que vio fue a un sujeto triste, en actitud humilde pero principalmente deprimido. Se dice que durante su juicio sufrió dos ataques cardiacos y pasaba su tiempo tomando clases de pintura.

La evidencia forense presentaba múltiples dificultades. La sangre hallada en la camioneta resultó ser de un trabajador herido que había sido transportado en dicho vehículo. Su famoso machete no presentaba rastros sanguíneos y la de otros lugares resultó ser pintura. Las huellas de llanta halladas en los sitios no concordaron con las de la camioneta tampoco, la bala hallada en uno de los cadáveres tampoco perteneció a la pistola de Corona, en fin que ni las marcas de herida de machete ligaban con certeza al contratista con los muertos. Inclusive el acusado contaba con una coartada pues durante el tiempo de la muerte de varios de los enterrados estaba usando muletas para caminar.

El juicio contra Juan V. Corona fue sumamente largo y tedioso. El procedimiento se tornó en una lucha de intereses entre los abogados de la defensa y los de la parte acusadora, en este caso del Estado de California. Las principales disputas giraron en torno a la evidencia forense y a su complicada y fallida recopilación. Ningún especialista que pasó a rendir testimonio en la corte pudo asegurar al 100% que los cuchillos y el machete de Corona estaban conectados con los cadáveres encontrados. En cuanto a la sangre, igual ningún especialista pudo establecer de manera convincente que hubiera conexión entre las muestras de los muertitos y las manchas y gotas encontradas en los efectos personales y la propiedad del acusado. Salieron a flote tantos y tan complicados detalles que muchas veces se perdió la perspectiva de los crímenes para enfocarse en la efectividad de los analistas y aún de su reputación profesional. Aún las recetas y recibos hallados en los entierros fueron puestos en duda, al sugerirse que tal vez alguien quiso inculpar de manera dolosa a Corona con los asesinatos. Hubo quien sugirió que se revisara la antigüedad de cada cadáver y el de las notas para poder dilucidar si fueron puestas después o cayeron en las tumbas en el momento mismo del crimen. Esta estrategia puso al descubierto errores de procedimiento por parte de los forenses al clasificar los cuerpos, los cuales fueron numerados de diferente manera por los médicos contra el sistema conque la policía los fue etiquetando. Luego estuvo el hecho de que nadie pudo concluir que Juan V. Corona fuera homosexual, este hecho hubiera resultado crucial dada la evidencia de que los crímenes tenían una motivación notoriamente sexual. Hawk, el abogado defensor nunca llevó ningún testigo clave al estrado y aunque no lo nombró explícitamente basó gran parte de su estrategia en sugerir, que había sido el hermano de Juan, es decir Natividad Corona, el verdadero responsable de la matanza.

Para complicar mas el juicio resulta que se le acusó a Corona por los 25 crímenes, multiplicando así en costos monetarios y de tiempo las diligencias respectivas. Usualmente cuando se acusa a un multihomicida basta con procesarlo por uno o dos crímenes de la multitud que se le adjudican, pero en este caso ese detalle de atiborrar de acusaciones constituía la estrategia de la parte acusadora para conformar un caso ganador. Es decir, cimentar el mosaico de evidencias circunstanciales de que habíamos hablado párrafos atrás. Finalmente ambas partes dieron por agotados su trabajo y el jurado decidió que Juan V. Corona era culpable de 25 homicidios y en consecuencia el juez recetó 25 cadenas perpetuas con derecho a libertad condicional.

Poco tiempo después Corona volvió a juicio puesto que un nuevo grupo de abogados tomó la defensa del caso y decidió que no se le había defendido correctamente en su primer juicio. De hecho nadie se explica el porque su primer abogado defensor no hizo nada por alegar incapacidad mental. Estaba claro y documentado que Corona había sido sometido a electroshocks. Sin embargo este nuevo lance probó ser ineficaz y costoso, pues se estima que a los contribuyentes californianos el chiste les salió en varios millones de dólares. Básicamente el jurado argumentó que Corona era el mas probable culpable por la evidencia de su bitácora personal donde había anotado un registro de los nombres de varias de las victimas halladas y siendo de ese modo, no se modificó la sentencia del juicio anterior. Siendo que hasta esa evidencia no estaba exenta de controversia y que fue materia de mucho debate entre especialistas en grafología.


Juan Corona languideciendo en la cárcel.

En cuanto a Corona, no lo pasó bien en la cárcel los primeros años, puesto que fue atacado por 4 internos quienes lo cocieron a puñaladas, casi muriendo y perdiendo un ojo tras el ataque. Se recuperó y a la fecha continúa purgando sentencia en la prisión estatal de Corcoran en California. Padece de demencia senil y su salud no es buena.

Historia de Juana Barraza Samperio



José Joel López casi nunca llegaba temprano al cuarto que rentaba en la colonia Moctezuma, Primera Sección. Su trabajo como mesero no lo permitía. Pero ayer pudo hacerlo y logró lo que la policía del Distrito Federal buscaba desde hace más de dos años: señaló al Mataviejitas y permitió su captura. Un cómplice escapó.
“Opuso resistencia, inclusive aventó personas cuando íbamos en persecución, para hacer el aseguramiento. Llegando al lugar mi compañero y yo la tomamos del brazo y la señora nos agarró a bolsazos, con bastante fuerza la subimos a la patrulla”, contó el policía que ayudó en la captura.
La presunta homicida serial de ancianas se llama Juana Barraza Samperio. Y practica la lucha libre. Su nombre en el ring, aseguró, es La Dama del Silencio, una mujer que buscaba cualquier arena para colocarse una máscara y luchar.
Durante más de tres años no cometió errores. La mujer que mide más de 1.70 metros de estatura, asesinó, cuando menos, a 10 ancianas en la Ciudad de México, según los informes de la Procuraduría capitalina. Y falló en una ocasión… pero no podían detenerla.
Ayer cometió su último crimen. Alrededor de las dos de la tarde, llegó a la casa de Ana María de los Reyes Alfaro, una anciana de 82 años que vivía en el número 21 de la cale José Jasso, en la colonia Moctezuma, Primera Sección, delegación Venustiano Carranza.
El perfil de Ana María de los Reyes, era el de todas sus víctimas. Una mujer pensionada por el IMSS, que vivía sola y que regularmente caminaba en un parque cercano a su casa.
La forma en que Juana Barraza actuó fue la misma que en ocasiones anteriores. Se identificó con una credencial del Gobierno del Distrito Federal y dijo ser promotora del programa para adultos mayores. Para reforzar su engaño llevaba un aparato para tomar la presión.
Así logró engañar a esa anciana que tenía tres hijos que pocas veces la visitaban, pero que en ocasiones estaba acompañada por un inquilino al que le rentaba un cuarto ubicado al fondo de su hogar.
Cuando Barraza estuvo dentro del lugar la golpeó en la cabeza y con un estetoscopio del ya fallecido esposo de la anciana, la estranguló. Pero no escapó de inmediato. Al parecer iba con un hombre que presumiblemente es su cómplice.
La homicida estaba dentro de la casa cuando llego el inquilino de la anciana. José Joel López, el joven de 25 años que trabaja de mesero regresó y vio todo en desorden. En el piso estaba muerta la viejita.
Mientras observaba el cuerpo, dos personas pasaron corriendo por el patio… era un hombre y una mujer, eran los asesinos. Aprisa salió tras el par de sujetos que tomaron caminos diferentes. José Joel decidió seguir a la mujer.
Cuando salió de la casa, llamó a una patrulla, era la VC3-1050 en la que viajaban los policías de barrio Marco Antonio Cacique Rosales e Israel Rosales Cruz. Ellos ayudaron a perseguirla.
Sólo fue una calle la que corrieron. La tomaron del brazo y ella les dio de bolsazos, pero ya no pudo escapar.
En minutos llegaron al lugar granaderos, el secretario de Seguridad Pública, Joel Ortega; el subsecretario, Gabriel Regino; el fiscal de homicidios, Guillermo Zayas… todos buscaban hablar con la detenida.
Su corpulencia, su parecido a un retrato hablado, la forma en que cometió el crimen, el cabello teñido de rojo… todo señalaba que podía ser la homicida que ellos llamaban El Mataviejitas.
Y en unas horas lo supieron. Las huellas digitales que le tomaron concordaban en un 99 por ciento con las encontradas en 10 homicidios y en una ocasión en la que falló. Ella era el Mataviejitas.


Historia de Angel Maturino Resendiz, el asesino de las vías (Railroad Killer)


Primera de las imágenes de Angel Maturino Resendiz

Angel Maturino Resendiz es el nombre comúnmente usado para referirse a Angel Leoncio Reyes Recendis, asesino serial mexicano que cometió una serie de terribles crímenes en suelo norteamericano desde 1997 hasta 1999 (Aun se investigan otros antes de este intervalo de tiempo). Fue bautizado por los medios y las corporaciones policíacas como 'El asesino de las vías' puesto que la mayoría de los asesinatos ocurrieron en localidades contiguas a las vías del tren. Se sabe que el hombre transitaba con frecuencia de México a Estados Unidos y hasta Canadá por lo que la verdadera cantidad de crímenes que haya cometido permanece desconocido.


Fichado por la policía

Según el especialista John Douglas el perfil de este asesino corresponde al tipo de los desorganizados y a pesar de que este tipo es de los mas fáciles de atrapar por su poco inteligente y nada sofisticada manera de conducirse, Resendiz por su exclusivo modus operandi evadió eficientemente a la ley por mucho tiempo a pesar de que los esfuerzos para capturarlo eran considerables.


Escoltado por oficiales de la corte

La infancia de Resendiz no se caracterizó por la unidad familiar ni por un ambiente de solidez y valores. Al parecer no vivió con su madre, sino con otra familia y su vida era en las calles, expuesto a una vida pendenciera y fuera de conducta. Según su madre, pudo ser incluso atacado sexualmente por los homosexuales de Puebla. A los 16 años ya estaba cruzando ilegalmente la frontera a los Estados Unidos.


La supuesta esposa del asesino de las vías, Julieta Reyes

Los crímenes que se le conocen o que le son legalmente atribuidos siguieron un procedimiento similar, siendo que las victimas vivían junto a las vías de algún tren. Aprovechando la oscuridad y soledad de dichos vecindarios entraba en la casa de cualquier persona a robar objetos de valor y dinero. Cuando la víctima llegaba era brutalmente atacada con cualquier objeto u herramienta que estuviera a mano. Los oficiales de policía consideraban a este sujeto como extremadamente peligroso por la variedad de objetos que usaba para matar a sus victimas. Ya fuera un martillo o una roca, cualquier cosa le era útil. A pesar de que el hombre no era de gran complexión física, para las víctimas fue como si los hubiera atacado un gigante por la furia y malignidad del ataque sufrido.


Resendiz platicando con su abogado durante el juicio


Las victimas nunca fueron de características específicas, siguiendo el patrón del criminal desorganizado que ataca basado en la oportunidad del momento. Atacó tanto a jóvenes parejas universitarias como a adultos mayores de más de 80 años. A algunas de ellas las violó antes de asesinarlas aunque no era el objetivo primario en el, pero insistimos, si se daba la oportunidad de violar y hacer mas daño lo hacia sin mayores miramientos. Consumidor de alcohol y drogas como era, robaba para continuar con sus vicios y varias veces tomó los vehículos de las victimas para transportarse. De hecho así fue como se le pudo conectar con varios crímenes, por las huellas dactilares y los restos de sangre que transportaba de un sitio a otro.


Drew Carter el joven Marshall texano que capturó al asesino


Los registros criminales de Resendiz en los Estados Unidos son tan extensos que mas bien parecen una novela de terror. Desde los 16 ya era deportado desde Bronxville Texas, luego se sabe que falsificando su identidad hasta participó dos veces en elecciones locales. En 1979 fue sentenciado a 20 años de prisión en Florida por robo y asalto, pero después de 6 años fue liberado y deportado a México. En 1986 purgó pena de 18 meses por pretender poseer la ciudadanía estadounidense. En Nueva Orleans en 1988 también fue encarcelado por posesión de arma de fuego pero fue liberado al año. En San Luis el mismo año fue condenado a purgar 30 meses de cárcel por intentar defraudar al sistema de seguridad social. Y así varias veces mas fue fichado por delitos de variada gravedad. Lo increíble del asunto es que cuando ya era uno de los hombres mas buscados por el FBI la falta de coordinación entre las autoridades judiciales impidió detener al asesino a pesar de que migración lo había detenido. El sistema falló en identificar a Resendiz como un criminal peligroso y fue deportado para que regresara a matar más gente en los Estados Unidos. John Douglas había predicho precisamente que la falta de coordinación y de un sistema de base de datos que relacionara las detenciones impediría la captura del Railroad Killer. Y así fue...


Escrito del Railroad Killer (descargar para ver tamaño real)


La esposa de Resendiz, o al menos eso se cree que es, se puso en contacto con la policía norteamericana y les entregó diversas joyas que habían sido regalo de su esposo. Posteriormente los familiares de las víctimas reclamaron la mayoría de los objetos. Entonces ya se tenía claro quien era el criminal, solo era cuestión de atraparlo ¿pero cómo? Así fue que Drew Carter, un joven agente de Texas entró en contacto con la familia de Resendiz, quien tiene varios familiares esparcidos por Estados Unidos y fue la hermana quien negoció un trato con Carter con el objetivo de mantener a salvo a su hermano. Se dice la hermana deseaba que el FBI no matara a su hermano y a la vez ya había caza recompensas merodeando la frontera. El trato consistía en proteger la vida de Resendiz y de aplicarle una prueba psicológica. En ningún momento se negoció la no pena capital, ni el posible resultado de un juicio. Lo curioso del asunto es que todos sabían que Texas es uno de los lugares donde más ejecuciones son efectuadas por crímenes como estos. Prácticamente estaba asegurada la pena capital.

Víctimas:
29 Agosto 1997 Lexington Kentuky, Christopher Maier 21 años, atacado cuando caminaba con su novia junto a las vías del tren, ella también fue atacada y violada pero sobrevivió para identificar a Resendiz como el asesino.
4 Octubre 1998 Hughes Spring Texas, Leafie Mason 87 años, es golpeada con objeto contundente de metal en la cabeza. El asesino había entrado por la ventana de su departamento, del cual la puerta principal estaba frente al paso de las vías.
17 Diciembre de 1998 Houston Texas, Claudia Benton 39 años, al llegar a su casa es violada apuñalada y golpeada con objeto contundente hasta la muerte. Su hogar estaba cerca de líneas ferroviarias. Mediante las huellas digitales halladas en la Jeep Cherokee de la víctima se identifica a Maturino, quien ya es un conocido ilegal en Estados Unidos. Pero no se le culpa directamente con el crimen de la Dra. Benton.
2 Mayo de 1999 Weimar Texas Norman y Karen Sirnic 46 y 47 años respectivamente. Ambos son asesinados ya muy noche en la parroquia de la cual era reverendo Norman Sirnic, ambos por golpe con objeto contundente. Obviamente la iglesia estaba junto a las vías que pasan por el pueblo. Tres semanas después es hallado en San Antonio el Mazda rojo de la pareja y mediante evidencia forense se vincula el incidente al de la Dra. Benton.
4 Junio de 1999 Houston Texas, Noemi Dominguez 26 años, maestra de escuela golpeada con un tubo hasta la muerte en su departamento junto a las vías. Siete días después su Honda Civic color blanco es hallado cerca del puente internacional en Del Rio Texas.
4 Junio de 1999 Fayette County Texas, Josephine Convicka 73 años, muere por heridas en la cabeza con una herramienta de jardín mientras dormía en su casa que estaba junto a un lote de trenes y las vías. Esta vez el criminal no pudo llevarse el auto debido a que no pudo hallar las llaves.
15 Junio de 1999 Gorham Illinois, George Morber de 80 años por disparo en la cabeza y momentos después la hija de este, Carolyn Frederick de 52 por golpes en la cabeza. La casa de ellos estaba a no más de 90 metros de las vías del tren. Al día siguiente un conocido reconoce la pick-up roja de Frederick manejada por un sujeto que coincide con la descripción de Resendiz, esto fue Cairo Illinois.
Hay un par de crímenes que le son atribuidos del 23 de Marzo de 1997 en Ocala Florida. Jesse Howell de 19 años y Wendy VonHuben de 16 años asesinados a golpes y enterrados a ras de suelo.
El 12 de Abril del 2006 la policía de San Antonio dio por resuelto el caso de Michael White hombre que murió de un tiro en un lote vacío de San Antonio. Resendiz dio datos precisos sobre este crimen que lo convirtieron en sospechoso del mismo. Este asesinato tuvo lugar en 1991.


Ahora este ángel espera su ejecución

Actualmente Angel Maturino Resendiz espera su cita con la muerte, su ejecución esta programada para el 27 de Junio del 2006 por la muerte de Claudia Benton, aunque obviamente esta a la espera de su apelación en la quinta sala de apelaciones de la Corte.

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