lunes, 23 de noviembre de 2009

PRINCIPALES TEORICOS DE LA CRIMINOLOGIA

CESARE LOMBROSO



Ezechia Marco Lombroso, conocido con el pseudónimo Cesare Lombroso, fue un médico y criminólogo italiano, representante del positivismo criminológico, llamado en su tiempo la nueva escuela (Nuova Scuola), teoría sostenida también por Enrico Ferri y Rafaele Garofalo.


Hijo de Aarón Lombroso y Zefora Levi, en 1852 se inscribió en la facultad de medicina de la Universidad de Pavía, donde se graduó en 1858. Al poco tiempo participó en campañas contra la pelagra en Lombardía, contribuyendo con la educación de los campesinos pobres. En 1866 fue nombrado profesor extraordinario en la Universidad de Pavía y en 1871 asumió la dirección del manicomio de Pésaro. En 1871 fue nombrado profesor de medicina legal en la Universidad de Turín. Casado en 1870 con Nina De Benedetti, tuvo cinco hijos; la segunda de ellos, Gina Lombroso Ferrero, escribió su biografía.




Un aspecto particularmente difundido de la obra de Lombroso es la concepción del delito como resultado de tendencias innatas, de orden genético, observables en ciertos rasgos físicos o fisonómicos de los delincuentes habituales (asimetrías craneales, determinadas formas de mandíbula, orejas, arcos superciliares, etc.). Sin embargo, en sus obras se mencionan también como factores criminógenos el clima, la orografía, el grado de civilización, la densidad de población, la alimentación, el alcoholismo, la instrucción, la posición económica y hasta la religión (Lombroso, César. "El delito. Sus causas y remedios". Traducción de Bernaldo Quirós. Ed. Victoriano Suárez. Madrid, 1902, cap. I, págs. 7 a 21; cap. II, pág. 29 a 32; cap. III, pág. 35 a 57; cap. IV, pág. 71 a 82; cap. V, pág. 85 a 97; cap. VI, pág. 107 a 119; cap. VII, pág. 123 a 144; cap. VIII, pág. 148 a 157; cap. IX, pág. 164 a 185; cap. XII, pág. 213 a 238). Un rasgo llamativo en su obra es la crudeza con que expone algunas de sus conclusiones, que resulta aún más chocante a la luz de las ideas que predominan en la criminología luego del ocaso de la escuela positiva. Esta crudeza puede deberse a la tendencia positivista a despojar el discurso científico de toda otra consideración aparte de la mera descripción de la realidad, eludiendo juicios morales o sentimentales.




Por ejemplo, refiriéndose a lo que él llama la "terapia del delito", dice:
"En realidad, para los criminales natos adultos no hay muchos remedios: es necesario o bien secuestrarlos para siempre, en los casos de los incorregibles, o suprimirlos, cuando su incorregibilidad los torna demasiado peligrosos" (Lombroso, Cesare. "Le più recenti scoperte ed applicazioni della psichiatria ed antropologia criminale", Ed. Fratelli Bocca, Torino 1893, Cap. XIV, pág. 314). Otro rasgo característico de la obra de Lombroso es la precariedad de su método científico. Frecuentemente, de la observación empírica, a veces sobre la población carcelaria o manicomial, se derivan afirmaciones categóricas y relaciones de causalidad escasamente fundadas. Por ejemplo, de la comparación entre la temperatura anual media en las distintas provincias de Italia y el índice de homicidios en cada una de ellas concluye Lombroso que el calor favorece este tipo de delitos (Lombroso, César. "El delito. Sus causas y remedios". Traducción de Bernaldo Quirós. Ed. Victoriano Suárez. Madrid, 1902, cap. III, págs. 43 a 52). La posición según la cual los delitos son producto de estos diversos factores determinantes, lleva lógicamente a bregar por un código penal que los prevea y ajuste las condenas a la existencia de esos mismos factores, dejando de lado las preocupaciones de la llamada dogmática penal. La pena tiene como objetivo según Lombroso la defensa social, entendida como neutralización del peligro que para la sociedad representan ciertos individuos que no pueden dominar sus tendencias criminales. Al mismo tiempo, tiene el fin de intentar una readaptación en los casos en que fuera posible.




La concepción de Lombroso torna irrelevante el estudio de la imputabilidad del sujeto, puesto que –según se deriva lógicamente de sus postulados– todos los criminales son inimputables, y cuanto menor sea su responsabilidad, mayor es su peligrosidad. Esta idea se opone agudamente a las concepciones más frecuentes entre abogados y juristas, a quienes Lombroso criticó, sosteniendo que pretendían aminorar la pena precisamente para los individuos más peligrosos (Lombroso, César. "El delito. Sus causas y remedios". Traducción de Bernaldo Quirós. Ed. Victoriano Suárez. Madrid, 1902, cap. VIII, pág.490).


RAFAEL GAROFALO

Nace en Nápoles, Italia, el 18 de noviembre de 1851. Desarrollo el estudio del Derecho Penal sobre nuevas bases.
Antes de formar parte de la Escuela Positiva, Garófalo, había ya publicado algunos escritos, que serian de mucha importancia para la nueva escuela, pues daba las bases y la orientación jurídica necesaria, además de conceptos como: peligrosidad y prevención especial y general.
Para 1885 publica: Estudios recientes sobre la Penalidad, y en 1880 Criterio Positivo de la Penalidad. En 1885 sale su obra maestra: "Criminología".
Dice Gómez Grillo y dice bien que si Lombroso concibió la Criminología como Antropología Criminal y Ferri como Sociología Criminal, Garófalo no va a intentar ni uno ni otro fin. Su misión consistirá en terminar de enhebrar con fríos raciocinios éticos y sociológicos, con ajustada lógica jurídica, el enjambre conceptual del novísimo testimonio científico.
Sin duda la gran preocupación de Garófalo fue la aplicación de la teoría Criminológica a la práctica, tanto en el aspecto legislativo como en el judicial, así, hace el primer esquema de las penas de acuerdo no al delito, sino a la clasificación del delincuentes.
Aparte de las diferencias filosóficas, su desacuerdo con sus colegas fue en cuanto al determinismo absoluto, que no podía aceptar, y en cuanto a la pena de muerte, de la cual Garófalo era un ferviente partidario.
Garófalo participó en los Congresos Internacionales de Antropológia Criminal y de la Asociación Internacional de Derecho Penal.
Fue profesor de la universidad de Nápoles, y su denominación al conjunto de conocimientos referentes al crimen y al criminal: Criminología, fue la que tuvo fortuna, por encima de la Antropología lombrosiana o la Sociología ferriana.

ENRICO FERRI



Ferri nació en Mantua, Lombardía el 25 de febrero de 1856, y trabajó como profesor de derecho penal, pasando un tiempo como estudiante de Cesare Lombroso. Se doctoró en la Universidad de Bolonia en 1878, con la elaboración de una tesis intitulada "Teoría de la Imputabilidad y Negación del Libre Albedrío", trabajo que le mereció una oportunidad de trasladarse a Pisa, donde fue alumno del renombrado Francisco Carrara.

Mientras que Lombroso investigó sobre la antropología criminal, Ferri se enfocó en las influencias sociales y económicas del criminal.

Sus investigaciones lo llevaron a postular teorías que llamaban a métodos de prevención del crimen, en lugar de enfocar los esfuerzos del poder punitivo en castigar a los delincuentes. Ferri se volvió uno de los fundadores de la escuela positivista.

Ferri fue electo para el parlamento italiano en 1886. En 1893 se unió al Partido Socialista Italiano, y fue editor de su diario, Avanti. En 1900 y 1904 se dirigió al congreso en contra de los roles de ministros socialistas en los gobiernos burgueses.

Ferri favoreció la neutralidad de Italia durante la Primera Guerra Mundial, y fue re-electo como diputado del partido socialista en 1921. En la Italia de pos-guerra, apoyó el régimen fascista de Mussolini y murió en 1929.

Ferri consideró que las razones por las cuales el hombre es delincuente son ajenas a su voluntad, el delito para Ferri no existe, existen enfermedades que bien ha heredado o las adquirió en el transcurso de su vida.

Cuestionó el énfasis en características fisiológicas de los criminales, campo de estudio de Lombroso. En su lugar, se centró en el estudio de las características psicológicas, que creía eran las responsables del desarrollo de la criminalidad en el individuo. Estas características incluían el habla, la escritura, los símbolos secretos, el arte y la literatura, así como la insensibilidad moral y la falta de repugnancia a la idea y ejecución de la ofensa, previo a su comisión, y la ausencia de remordimiento después de cometerla.

Alegó que los sentimientos como la religión, el honor y la lealtad no contribuían al comportamiento criminal, pues estas ideas eran muy complicadas para tener un impacto definitivo en la moral básica de las personas. Argumentó que eran otros sentimientos, como el odio, el amor, la vanidad los que influenciaban grandemente pues tenían más control sobre la moral de las personas.

Resumió su teoría al definir la psicología criminal como una resistencia defectuosa de las tendencias criminales y las tentaciones, debido a una impulsividad desbalanceada que caracteriza solo a los niños y a los salvajes.


Obras literarias
-Sociología Criminal (1884).
-Socialismo y Ciencia Positiva (1894).
-La Escuela de Criminología Positiva (1901).
-Sociología Criminal (1905).

ALFONSO QUIROZ CUARON



A los 15 años de edad pierde a su padre, víctima de un asesinato en las oficinas del ferrocarril en la estación de Tampico. Lejos de cambiar su vida, nace en él el interés del por qué de las conductas homicidas en los hombres. En 1929 llega a ciudad de México desempeñándose como ayudante del Juzgado IV Correccional, formando parte del Consejo Supremo de Defensa y Prevención Social, al año siguiente ingresa como practicante en el Servicio Médico Forense. En 1939 se convierte en el primer criminólogo graduado en la Universidad Nacional Autónoma de México, obteniendo la jefatura de la Sección Médico Psicológica del Centro de Observación del Tribunal de Menores. Fue discípulo del gran psiquiatra forense José Gómez Robleda, quien estuvo a cargo del Neuropsiquiátrico General de la Castañeda. Sus informes sobre perfiles criminales tuvieron repercusión en todo el mundo.




En 1932 en la cárcel de Lecumberri junto con los doctores Matilde Carrillo, Benjamín Argüelles y González Enríquez se disponen a realizar los primeros estudios científicos sobre las personalidades atípicas de los reclusos logrando clasificarlas. Quiroz sostiene entonces que la política criminológica debe considerar no solo la reculsión si no también la rehabilitación, haciendo prevención en los aspectos sociales, económicos y psicológicos. Años más tarde no solo logra la búsqueda de recuperación de los presos si no que propone la edificación de diferentes unidades penales en la ciudad de México desapareciendo el reclusorio Lecumberri
Para él las ciencias Criminalísticas y las Criminológicas al unirse se enriquecen una a la otra complementándose, porque los conocimientos técnicos de la primera perfeccionan el por qué logrando una síntesis para la explicación de las conductas antisociales, lo que ayuda a establecer medidas preventivas. Uno de los casos más sonados en los que intervino es el de Jacques Mornad, el asesino de León Trotsky, gracias a sus pericias, se logró atrapar al criminal.
Gregorio Cárdenas asesino de mujeres a las enterraba en el patio de su casa fue también parte de su investigación en 1943. Este criminal no llegó a ser sentenciado, ya que durante su reclusión en la cárcel de Lecumberri cursó estudios de Derecho, lo que le valió poder defenderse y asesorar a otros reclusos en sus correspondientes procesos penales. Finalmente Cárdenas fue puesto en libertad. El famoso falsificador Enrico Samprieto fue finalmente atrapado por la policía gracias a la intervención del Dr. Quiroz Cuarón en el año 1948. La personalidad de otro asesino de mujeres: Higinio Sobera de la Flor también fue investigada por él. En 1952 coordina los estudios para establecer la autenticidad de los restos del último emperador Azteca, Cuauhtémoc, encontrados por la antropóloga Eulalia Guzmán. En 1965 la Organización de la Naciones Unidas (ONU) lo comisiona en República Dominicana para realizar estudios comportamentales de los soldados estadounidenses que habían invadido al país.

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